lunes, 10 de febrero de 2014

Lo que abre y cierra un examen

Arriba: el fiel de la balanza o examen
Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611) explicaba así el sentido de hacer un examen:
“En todas las ciencias, diciplinas, facultades, artes liberales y mecánicas, ay examen para aprovar a los que las professan o reprovarlos: y este acto riguroso les haze estudiar y trabajar para dar buena cuenta de sí(s.v. examen).
Examen es uno de esos cultismos llegados en fecha relativamente tardía al castellano: no se difunde hasta el siglo XV; su étimo latino, EXAMEN, servía para denominar al fiel de la balanza. 

Explico estos datos porque creo que son básicos al hacer exámenes: parto del supuesto de que el alumno quiere dar buena cuenta de sí y cerrar la asignatura, aprobándola, cuando entrega su examen; en reciprocidad, creo que el profesor trata de ser justo y equitativo, como una balanza, al puntuar.Pero, a fuerza de estar días y días rectificando en rojo errores básicos en los exámenes de mis estudiantes, he observado que el examen abre también la caja insondable y oscura del saber previo que trae el alumno, y del que también, inevitablemente, da cuenta: su nivel de latín, su conocimiento sobre Historia de España, su manejo de la ortografía y de la presentación... Tratando de ayudar a mejorar al menos lo más básico, me he decidido a preparar un documento de aviso sobre errores de examen (elementales, pero, lamentablemente, muy comunes) que he colgado aquí en borrador y que espero poder mejorar de aquí al siguiente examen de la materia.

Pasado el examen de Historia del Español I, hoy empiezan las clases de Historia del Español II: mi bienvenida a los nuevos alumnos y mi saludo a los lectores asiduos o recién llegados al blog. Cada día se abre una posibilidad de aprender. Deja tu comentario...
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Arriba: el fiel de la balanza o examen
Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611) explicaba así el sentido de hacer un examen:
“En todas las ciencias, diciplinas, facultades, artes liberales y mecánicas, ay examen para aprovar a los que las professan o reprovarlos: y este acto riguroso les haze estudiar y trabajar para dar buena cuenta de sí(s.v. examen).
Examen es uno de esos cultismos llegados en fecha relativamente tardía al castellano: no se difunde hasta el siglo XV; su étimo latino, EXAMEN, servía para denominar al fiel de la balanza. 

Explico estos datos porque creo que son básicos al hacer exámenes: parto del supuesto de que el alumno quiere dar buena cuenta de sí y cerrar la asignatura, aprobándola, cuando entrega su examen; en reciprocidad, creo que el profesor trata de ser justo y equitativo, como una balanza, al puntuar.Pero, a fuerza de estar días y días rectificando en rojo errores básicos en los exámenes de mis estudiantes, he observado que el examen abre también la caja insondable y oscura del saber previo que trae el alumno, y del que también, inevitablemente, da cuenta: su nivel de latín, su conocimiento sobre Historia de España, su manejo de la ortografía y de la presentación... Tratando de ayudar a mejorar al menos lo más básico, me he decidido a preparar un documento de aviso sobre errores de examen (elementales, pero, lamentablemente, muy comunes) que he colgado aquí en borrador y que espero poder mejorar de aquí al siguiente examen de la materia.

Pasado el examen de Historia del Español I, hoy empiezan las clases de Historia del Español II: mi bienvenida a los nuevos alumnos y mi saludo a los lectores asiduos o recién llegados al blog. Cada día se abre una posibilidad de aprender. Deja tu comentario...

2 comentarios:

Iván Pérez Caro dijo...

En mis clases (ESO, ESA, Bachillerato) incido hasta la extenuación en esas mismas cuestiones que expones en el documento. A estas alturas, pienso que los alumnos no cometen esos errores por desconocimiento de esas normas tan elementales, sino por falta de conciencia, de cortesía, de respeto hacia el posible lector de sus textos. Por desgracia, tanto los errores formales como los ortográficos también son consecuencia, me parece, de la falta de hábito de lectura y escritura.

También parece que la improvisación y el descuido son valores positivos, mientras que la elaboración y el rigor son negativos. Como si todo en la vida se hubiera dado la vuelta... No sé.

Unknown dijo...

Sin embargo, nos toca recordar que hay alumnos cuyos profesores de lengua (ya sea en ESO o bachillerato) han podido ser unos incompetentes y no haber enseñado, en absoluto, nada válido. Recordemos cómo está el sistema de enseñanza y que la misma debiera ser renovada en virtud a las nuevas corrientes producidas que demuestran mayor probabilidad de aprobado si se ejecutan pruebas orales.
El sistema de evaluación está desfasado y tocará buscas nuevos medios para medir las competencias académicas de los alumnos, no solo lo escrito.

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