sábado, 15 de febrero de 2014

Hacerte una palabra

Una forma bien filológica de pasar a la Historia es que tu nombre, o tu apellido, comience a escribirse con minúsculas y se refleje en la lengua cotidiana de los hablantes: convertirte, pues, en un nombre común. La mayor reverencia al personaje que Fernando de Rojas consagró en La Celestina es que hoy quienes no han leído la obra (y aun sin saber que existe) sepan qué es una celestina. En la España de la Segunda República los propietarios de una ruleta llamada Straperlo (a partir de los apellidos de sus creadores: Strauss, Perle, Lowann) quisieron introducirla en el país, pagaron comisiones a políticos y periodistas, y manejaron con cuidado el dato de que esa ruleta se controlaba por un botón para que los jugadores ganasen al antojo de la banca. 
El straperlo llegó a usarse en un casino mallorquín
La maquinación se descubrió, la ruleta Straperlo se prohibió y dio a los nombres de sus propietarios una trascendencia que su juego nunca podría haber alcanzado. Las actividades fraudulentas que a partir de la Guerra Civil fueron tristemente comunes en España se denominaron estraperlo, y, a sus practicantes, estraperlistas. El escándalo de la ruleta se registró en la Historia y el estraperlo entró en la historia. 
La mayor condena que el dios de la trascendencia puede dictar a un hombre es el olvido. En la memoria de algunos de nuestros nombres comunes hay palabras que fueron mayúsculas en su momento pero que no han sido más grandes y trascendentes que cuando se hicieron minúsculas. Deja tu comentario...
Leer más
Una forma bien filológica de pasar a la Historia es que tu nombre, o tu apellido, comience a escribirse con minúsculas y se refleje en la lengua cotidiana de los hablantes: convertirte, pues, en un nombre común. La mayor reverencia al personaje que Fernando de Rojas consagró en La Celestina es que hoy quienes no han leído la obra (y aun sin saber que existe) sepan qué es una celestina. En la España de la Segunda República los propietarios de una ruleta llamada Straperlo (a partir de los apellidos de sus creadores: Strauss, Perle, Lowann) quisieron introducirla en el país, pagaron comisiones a políticos y periodistas, y manejaron con cuidado el dato de que esa ruleta se controlaba por un botón para que los jugadores ganasen al antojo de la banca. 
El straperlo llegó a usarse en un casino mallorquín
La maquinación se descubrió, la ruleta Straperlo se prohibió y dio a los nombres de sus propietarios una trascendencia que su juego nunca podría haber alcanzado. Las actividades fraudulentas que a partir de la Guerra Civil fueron tristemente comunes en España se denominaron estraperlo, y, a sus practicantes, estraperlistas. El escándalo de la ruleta se registró en la Historia y el estraperlo entró en la historia. 
La mayor condena que el dios de la trascendencia puede dictar a un hombre es el olvido. En la memoria de algunos de nuestros nombres comunes hay palabras que fueron mayúsculas en su momento pero que no han sido más grandes y trascendentes que cuando se hicieron minúsculas. Deja tu comentario...

5 comentarios:

Miguel Lasida dijo...


Está el clásico futbolístico pichichi. Con mayúsculas, Pichichi fue el sobrenombre con que se conoció a Rafael Moreno Arandiz, extremo izquierdo que destacó como goleador en el Athletic Club de Bilbao desde 1911 a 1921, según informa el portal web del club vizcaíno (http://www.miathletic.com/wiki/rafael_moreno_arandiz).
Por extraño que parezca, aquel Pichichi era sobrino de Miguel de Unamuno, ilustre parentesco que ningún pichichi actual estaría en disposición de asumir.

Lola Pons dijo...

¡Gracias por el comentario, Lasida! No conocía la historia, supongo que el pichichi actual será Messi, ¿no?, cuyo parentesco más conocido es con un evasor de impuestos...

Anónimo dijo...

Aparte del comentario curioso e interesante acerca de la palabra, permíteme una crítica: me parece que no es de recibo que una profesora de Historia de la Lengua escriba "y le dio a los nombres de sus propietarios", con esa grave falta de concordancia, pese a lo extendido que está en la lengua actual.
Espero que no te haya molestado el comentario. Saludos.

Lola Pons dijo...

Gracias por el apunte, tomo nota, es la extendida prisa al escribir.

Andrés dijo...

Recuerdos de etimología:
"Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y Antonia Pérez..." (lazarillo: perdona que ayuda y guía a un ciego)

"Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas..." (lázaro: andrajoso)

Y esto lo leí hace días y aunque no sé si se puede incluir en el mismo fenómeno, me resultó curioso: María I de Inglaterra > María Tudor > María la Sanguinaria > Bloody Mary (de cómo una reina llega a convertirse en un cóctel)
Un saludo, Lola.

Publicar un comentario

Closed