martes, 27 de septiembre de 2011

Un sombrero y el papel del estudiante en la Universidad

Hoy han comenzado mis clases del curso 2011/2012, con la asignatura Historia de la Lengua Española (bienvenidos, por cierto, mis nuevos alumnos a este blog). Ante el nuevo curso, uno se plantea otra vez cómo lograr que la materia llegue y que no genere miedos, sino responsabilidad o ganas de saber más. Como en los concursos, podría llegar a prometer premios a los alumnos más aplicados. ¿Regalar tal vez un sombrero de tres picos? Tal fue el obsequio conseguido en 1793 por el alumno más brillante del Real Colegio Seminario de San Telmo de Sevilla en los exámenes de Caligrafía, Doctrina Cristiana, Ortografía, Lectura y Gramática; la documentación de las actas de la época así nos testimonia el acuerdo de entrega de premios:

por lo que respecta al grado de excelente que [Josef de Muros] ha merecido se le premie dandole un sombrero nuevo de tres picos con una cucarda de color seleste, cuia divisa de premio traherá usando de ella los dia que salga con uniforme hasta concluir el año escolar, y que asimismo se le haga, y dè una Camisola con bueltas.


Superando la anécdota, me pregunto cuál es el sentido de estudiar en una universidad, más de allá de aprobar o de ganarse un sombrero nuevo. Viene a mis manos un precioso librito en el que N. Vara Ferrero ha recuperado dos charlas inéditas que Pedro Salinas dio en su exilio portorriqueño en los años 40: Defensa del estudiante y de la universidad (Sevilla, Editorial Renacimiento). En tales conferencias, Salinas (visionario de la situación actual de la Universidad española) alertaba del nuevo viraje que parecía estar tomando la Universidad en el mundo: la celeridad en la adquisición de los conocimientos y el estudio deshumanizado.

"en la Universidad actual se hace evidente una contraposición de dos tipos de enseñanza: la de enseñanza de hechos y la de valores. Existe una coincidencia en la necesidad de que la Universidad sea, más que una escuela de entrenamiento profesional, un centro de formación del hombre y de orientación de su tarea vital"
"El estudiante debe tener clara conciencia de lo que es, de su papel, y de su importancia, modestamente. Y de ahí debe nacerle un sentimiento de responsabilidad hacia sí mismo y los demás. Esto es, debe preguntarse ¿qué hago, qué estoy haciendo, lo hago bien, lo puedo hacer mejor? Ese deseo de mejorarse es lo esencial. El estudiante se hace en la Universidad para el mundo. Y debe hacerse para el beneficio de los grandes valores humanos, verdad, justicia, no para su beneficio económico personal. La Universidad no es un negocio, es una empresa de alta mira: la formación del estudiante constituye un acto de altruismo y no de egoísmo".

Hoy, en el primer día de clase, me pregunto qué quieren los alumnos y qué podemos y queremos proporcionarles los profesores; pienso en cómo inevitablemente nuestra enseñanza de los hechos puede ilustrar sobre nuestros valores y qué puede mejorar el estudiante que tengo ante mí. ¿Es la Universidad algo más que el espacio físico donde nos enseñan Lengua? ¿Qué podemos hacer quienes la componemos para que no sea un fábrica de certificados deshumanizados? Deja tu comentario (no te regalaré un sombrero).

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Hoy han comenzado mis clases del curso 2011/2012, con la asignatura Historia de la Lengua Española (bienvenidos, por cierto, mis nuevos alumnos a este blog). Ante el nuevo curso, uno se plantea otra vez cómo lograr que la materia llegue y que no genere miedos, sino responsabilidad o ganas de saber más. Como en los concursos, podría llegar a prometer premios a los alumnos más aplicados. ¿Regalar tal vez un sombrero de tres picos? Tal fue el obsequio conseguido en 1793 por el alumno más brillante del Real Colegio Seminario de San Telmo de Sevilla en los exámenes de Caligrafía, Doctrina Cristiana, Ortografía, Lectura y Gramática; la documentación de las actas de la época así nos testimonia el acuerdo de entrega de premios:

por lo que respecta al grado de excelente que [Josef de Muros] ha merecido se le premie dandole un sombrero nuevo de tres picos con una cucarda de color seleste, cuia divisa de premio traherá usando de ella los dia que salga con uniforme hasta concluir el año escolar, y que asimismo se le haga, y dè una Camisola con bueltas.


Superando la anécdota, me pregunto cuál es el sentido de estudiar en una universidad, más de allá de aprobar o de ganarse un sombrero nuevo. Viene a mis manos un precioso librito en el que N. Vara Ferrero ha recuperado dos charlas inéditas que Pedro Salinas dio en su exilio portorriqueño en los años 40: Defensa del estudiante y de la universidad (Sevilla, Editorial Renacimiento). En tales conferencias, Salinas (visionario de la situación actual de la Universidad española) alertaba del nuevo viraje que parecía estar tomando la Universidad en el mundo: la celeridad en la adquisición de los conocimientos y el estudio deshumanizado.

"en la Universidad actual se hace evidente una contraposición de dos tipos de enseñanza: la de enseñanza de hechos y la de valores. Existe una coincidencia en la necesidad de que la Universidad sea, más que una escuela de entrenamiento profesional, un centro de formación del hombre y de orientación de su tarea vital"
"El estudiante debe tener clara conciencia de lo que es, de su papel, y de su importancia, modestamente. Y de ahí debe nacerle un sentimiento de responsabilidad hacia sí mismo y los demás. Esto es, debe preguntarse ¿qué hago, qué estoy haciendo, lo hago bien, lo puedo hacer mejor? Ese deseo de mejorarse es lo esencial. El estudiante se hace en la Universidad para el mundo. Y debe hacerse para el beneficio de los grandes valores humanos, verdad, justicia, no para su beneficio económico personal. La Universidad no es un negocio, es una empresa de alta mira: la formación del estudiante constituye un acto de altruismo y no de egoísmo".

Hoy, en el primer día de clase, me pregunto qué quieren los alumnos y qué podemos y queremos proporcionarles los profesores; pienso en cómo inevitablemente nuestra enseñanza de los hechos puede ilustrar sobre nuestros valores y qué puede mejorar el estudiante que tengo ante mí. ¿Es la Universidad algo más que el espacio físico donde nos enseñan Lengua? ¿Qué podemos hacer quienes la componemos para que no sea un fábrica de certificados deshumanizados? Deja tu comentario (no te regalaré un sombrero).

3 comentarios:

ebravo dijo...

A mi lo de la camisola con vueltas, me ha dejado fascinada. No puedo evitar imaginármela cada vez más vistosa...
Ojalá podamos hacer que la Universidad cambie su "derrota" ('rumbo'), como decían los marineros del XVI. personalmente, cada año me preparo para el inicio de curso con una buena lectura. Este año le ha tocado al discurso a los profesores universitarios de Ratzinger, en la JMJ. Mejor que parafrasearlo, lo cito:
"A veces se piensa que la misión de un profesor universitario sea hoy exclusivamente la de formar profesionales competentes y eficaces que satisfagan la demanda laboral en cada preciso momento. También se dice que lo único que se debe privilegiar en la presente coyuntura es la mera capacitación técnica. Ciertamente, cunde en la actualidad esa visión utilitarista de la educación, también la universitaria, difundida especialmente desde ámbitos extrauniversitarios. Sin embargo, vosotros que habéis vivido como yo la Universidad, y que la vivís ahora como docentes, sentís sin duda el anhelo de algo más elevadoque corresponda a todas las dimensiones que constituyen al hombre. [...] la genuina idea de Universidad es precisamente lo que nos preserva de esa visión reduccionista y sesgada de lo humano".
Creo que Salinas y Ratzinger se hubieran llevado bien... Buen inicio de curso, Lola y todos los seguidores de Nosolodeyod!

Inma dijo...

Cuando le dije a mi abuelo que me iba a estudiar a la universidad porque quería se profesora me dijo: "No olvides nunca que la mejor universidad es la vida, pero tan bien es verdad que siempre es bueno tener una mano que te guíe en el camino". Creo que es lo más bonito que oído sobre esta profesión.
Solo con vuestro ejemplo de dedicación, trabajo, disciplina, inquietud por saber cada día más... ya estáis contribuyendo a que mucha gente no se pierda en el camino.
Aprovecho para dar las gracias a todos los buenos profesores que me ayudaron a encontrar el mío.
Inma.

Grupo NT dijo...

Como recentísimo licenciado en filología hispánica sólo puedo decir que si me hubieran regalado un sombrero en el caso de sacar buenas notas, no me lo hubiera quitado desde ese momento.

Mi humilísima opinión es que la Universidad no es lo que debería, hipocentro del progreso y desarrollo de la sociedad. No digo que no lo sea en lo técnico-cinetífico, pero yo quiero centrarme en el campo que he vivio y que me toca, el de las humanidades, y en este ámbito la Universidad es un centro de expedición de títulos, que por tal la tengo y por ello le he quitado valor con respecto al que le daba cuando entré en la carrera. Causas:

- ver profesores no suficientemente preparados para ciertas asignaturas (aunque estos mismo, aunque no todos, al menos escuchaban a los alumnos).

- ver personas a las que se les ha dado el título o se les dará tarde o temprano con casi los mismos conocimientos que cuando entraron en la carrera.

Son dos, y quizás no muy importantes aparentemente, pero para mí lo son.

El otro ámbito que ya he tocado y que creo que es esencial es el de que las facultades de humanidades, y voy a meter solo Historia y Filología, deberían ser una ayuda esencial en el desarrollo de los valores culturares (artisticos y estéticos esencialmente) y morales de la civilización, sin embargo, me da la impresión que estas carreras se las mantiene por el hecho de que queda feo elimnarlas, pero no somos útiles para un sistema (que no sociedad, para ella sí sómos útiles) basado en el enriquecimiento egoísta y financiero. Así no puede funcionar la universidad.

Por último, y centrándome ahora en los profesores, me gustaría pedir que se alejen de los libros, que ellos deben conocer y los alumnos deberán estudiar, para acercarse al alumno mediante la reflexión. El profesor debe incentivar la vida intelectual del alumno, no aburrirlo repitiendo lo que pone en los libros (que al fin y al cabo estudiará), y se incentiva la vida intelectual de varias maneras:
- presentando los últimos avances en la materia;
- mediante la reflexión de los valores que se puedan encontrar en la materia y en su investigación;
- la investigación individual y en equipo;
- la lectura continuada de lo que le parece interesante al alumno dentro de la materia, sin evitar lo obligatorio claro.
- con la sempiterna presencia del profesor para explicar, resolver dudas y contar con el alumno en clase, para hacerlo reflexionar como he dicho en puntos anteriores;
- siendo cada profesor un poco más humilde.

Me gustaría tratar este tema mucho más largo y tendido, porque hay cosas que no puedo ponerlas aquí sin más explicación, y por eso me las callo, pero como alumno que he sido y seré en el próximo máster de Estudios Hispánicos Superiores, es un tema que me preocupa.

Saludos.

Angelus

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