No está entre
mis propósitos de 2019 aprender a jugar al golf. Me reconozco incapaz de
ejercer la clase de paciencia necesaria para ese deporte y soy capaz de
visualizarme estrellando el palo contra el césped. Sí, en cambio, trataré en
este año que empieza de contar por aquí algunas de las claves lingüísticas que
encuentro en las lecturas que hago por mero placer. Y aquí va la primera.
Estas
Navidades me ha acompañado el libro El
encaje roto. Antología de cuentos de violencia contra las mujeres; se trata
de una buena recopilación de cuentos de Emilia Pardo Bazán (1851-1921) editada
por la profesora Cristina Patiño Eirín en Contraseña editorial. El subtítulo de este libro no agrupa a
todos los cuentos que se incluyen (hay también violencia de las mujeres pero sobre todo hay prejuicios contra las mujeres), pero
en cualquier caso, El encaje roto es como
antología una buenísima representación de Pardo Bazán como cuentista, con los
motivos costumbristas esperables de su tiempo, pero también con un retrato completo
de todos los tipos de mujer que se podía uno encontrar en el siglo XIX: la fiel
esposa, la amante, la gitana, la letrada, la estéril, la discapacitada, la
aprovechada, la sometida...
En esa recopilación me he topado con algunas palabras que no conocía, sorpresa agradabilísima que da lugar a que una se distraiga de la lectura, cotillee sobre la voz en cuestión y termine tardando más de la cuenta en terminar un libro.
En esa recopilación me he topado con algunas palabras que no conocía, sorpresa agradabilísima que da lugar a que una se distraiga de la lectura, cotillee sobre la voz en cuestión y termine tardando más de la cuenta en terminar un libro.
Si os hablo de
un juego que consiste en un palo con terminación curva con el que se desplaza
una pelota para que entre en un agujero que se ha hecho previamente... todos
pensáis en golf. Pues bien, antes de que ese deporte de inspiración británica se extendiese
por España, muchos de nuestros antepasados pensarían en el juego popular de la
CACHAVA. Es una de las palabras que he aprendido dentro de este libro. Una cachava es un cayado o
bastón con final curva pero también, oh sorpresa, era un juego que desde principios del siglo XX (o sea, en la propia
época de doña Emilia) y en su versión más técnica y profesional llamamos golf.
Me imagino los anuncios de las promociones urbanísticas si los redactásemos con
la vieja palabra: preciosas villas de
lujo con vistas al césped de un imponente campo de cachavas. En fin, que ni el golf es nuevo ni Pardo Bazán antigua.
Me alegrará que nos sigamos leyendo por aquí cada viernes de 2019.
Me alegrará que nos sigamos leyendo por aquí cada viernes de 2019.
2 comentarios:
Estimada Lola:
Muchas gracias por dedicarle una entrada a "El encaje roto". Nos alegra que, gracias a su lectura, hayas encontrado palabras que no conocías.
Un fuerte abrazo,
Alfonso Castán
Editorial Contraseña
Después de leerte, me apetece mucho iniciar una lectura así. Gracias por la recomendación.
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