domingo, 17 de octubre de 2010

La diosa del primer texto

Hace más de 2500 años, tal vez en el siglo VII a.C., alguien en Sevilla se arrodilló ante esta figura de mujer y le dio las gracias por haberle cumplido una petición. Se trata de la representación de la diosa fenicia Astarté encontrada en el área de El Carambolo y hoy preservada en el Museo Arqueológico de Sevilla. En la peana de esta diosa sedente de la fecundidad aparece un mensaje en alfabeto fenicio que ha sido traducido como:
Este (voto) ha hecho Baalytn hijo de D'mlk y Abdabaal hijo de D'mlk hijo de Yš'l para 'Aštarté de la colina ya que ha escuchado la voz de sus plegarias
La inscripción de Astarté es particularmente interesante porque puede tratarse del primer testimonio de texto que tenemos en la Península Ibérica. Aunque este blog se dedique a historia de la lengua española, hoy consagramos un espacio a una escultura que testimonia la situación lingüística de la Península Ibérica antes de la llegada del latín en el 218 a.C.: la convivencia de un mosaico de lenguas (fenicio y griego a través del comercio colonial junto con lenguas prerromanas vernáculas llamadas “paleohispánicas” como el ibérico, tartésico-turdetano, celta o vasco) de filiación muy diversa y con distinto grado de extensión por nuestro territorio. La lengua fenicia terminó desapareciendo de la Península, aunque aún en época romana podían encontrarse inscripciones latinas con nombres fenicios de personas.
Más allá del texto que sostiene, esta figura es también la representación del anhelo de quien encamina una oración en la esperanza de ser oído y la agradece materialmente; y ese símbolo aún me parece que está vivo, por eso, el aliento que todavía quede en el bronce de esta mujer desnuda, encajado dentro del vidrio de un museo, yo lo deseo dirigir desde Sevilla en dirección al hospital alemán donde el amigo convalece. Y esa es mi plegaria para la diosa pagana de las primeras palabras.
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Hace más de 2500 años, tal vez en el siglo VII a.C., alguien en Sevilla se arrodilló ante esta figura de mujer y le dio las gracias por haberle cumplido una petición. Se trata de la representación de la diosa fenicia Astarté encontrada en el área de El Carambolo y hoy preservada en el Museo Arqueológico de Sevilla. En la peana de esta diosa sedente de la fecundidad aparece un mensaje en alfabeto fenicio que ha sido traducido como:
Este (voto) ha hecho Baalytn hijo de D'mlk y Abdabaal hijo de D'mlk hijo de Yš'l para 'Aštarté de la colina ya que ha escuchado la voz de sus plegarias
La inscripción de Astarté es particularmente interesante porque puede tratarse del primer testimonio de texto que tenemos en la Península Ibérica. Aunque este blog se dedique a historia de la lengua española, hoy consagramos un espacio a una escultura que testimonia la situación lingüística de la Península Ibérica antes de la llegada del latín en el 218 a.C.: la convivencia de un mosaico de lenguas (fenicio y griego a través del comercio colonial junto con lenguas prerromanas vernáculas llamadas “paleohispánicas” como el ibérico, tartésico-turdetano, celta o vasco) de filiación muy diversa y con distinto grado de extensión por nuestro territorio. La lengua fenicia terminó desapareciendo de la Península, aunque aún en época romana podían encontrarse inscripciones latinas con nombres fenicios de personas.
Más allá del texto que sostiene, esta figura es también la representación del anhelo de quien encamina una oración en la esperanza de ser oído y la agradece materialmente; y ese símbolo aún me parece que está vivo, por eso, el aliento que todavía quede en el bronce de esta mujer desnuda, encajado dentro del vidrio de un museo, yo lo deseo dirigir desde Sevilla en dirección al hospital alemán donde el amigo convalece. Y esa es mi plegaria para la diosa pagana de las primeras palabras.

7 comentarios:

Eloisa dijo...

Gracias amiga de Sevilla. Te aseguro que tu petición y ese último aliento de Astarté, tu diosa de la fertilidad, cruzarán el aire y entraran por la puerta del hospital de Alemania, donde, aunque en la nebulosa en que los sedantes le tienen sumido, mi hijo oirá tus palabras porque yo misma se las leeré. Eloisa.

Lola Pons dijo...

Hola Eloísa. Gracias por tu comentario y mucha fuerza para ti. Todos los amigos de Sevilla estamos pendientes de vosotros y a vuestra disposición.

Miriam dijo...

De este primer texto no nos han hablado en clase de Historia de la lengua de este curso. Tendré, pues, que añadirlo entre mis apuntes de letras "paleohispánicas".

Lola Pons dijo...

Hola Miriam. Te animo a que te pases un fin de semana por el Arqueológico y veas en directo todas las piezas que te van a servir para ese tema y también para el de la latinización. La primera entrada de este blog (http://nosolodeyod.blogspot.com/2009/11/visita-al-museo-arqueologico-de-sevilla.html) se dedicó a una visita que hicimos precisamente allí el curso pasado. Gracias por tu comentario y no dejes de pasarte por el blog.

Miriam dijo...

Gracias por la recomendación. Me dio bastante "envidia" cuando vi que hicieron aquella visita y la siguiente a la hemeroteca.

Por cierto, ya sé que este comentario no es pertinente en este apartado, pero me gustaría saber qué es lo que piensa acerca de las nuevas reformas ortográficas que se llevarán a cabo por parte de la Academia. Si la lengua evoluciona según el uso de los hablantes, ¿es posible que debamos acatar las reformas de usos que no son equiparables a la realidad?

Gracias por sus letras.

Lola Pons dijo...

Hola Miriam otra vez. No he visto exhaustivamente cuáles son las reformas, pero le dedicaré una entrada en este mismo mes a a ese tema. Parece que los cambios afectan sobre todo a zonas poco resueltas antes, como la aplicación de mayúsculas, o a algunos nombres de letras en los que había cierta disparidad. Como siempre, seremos los hablantes quienes "mandemos" al estar dispuestos o no a acogerlas. Gracias a ti por leerme.

Raúl dijo...

Hola Lola. Cuando fuimos contigo el año pasado a la visita del Museo Arqueológico esta fue una de las figuras que más me interesó, por su carácter histórico-lingüístico. Unos meses después fui de nuevo con mis padres, que no conocían el museo, para echar la mañana y me gustó descubrir que ellos también supieran admirar, como yo en su momento, el hecho de estar ante el primer testimonio escrito de la península ibérica. Me parece una pieza de especial interés no sólo por su iconografía, sino por lo que simboliza en sí este hecho de historia de la lengua.
Espero participar más en tu blog, me parece una iniciativa muy interesante. Gracias Lola

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