lunes, 28 de junio de 2010

Finales

Escribo esta entrada en la misma aula en que mis alumnos se examinan del final de Historia de la Lengua, en su parte práctica. Un texto de la Crónica de Pero Niño y seis fragmentos del Diálogo de la lengua de Valdés en que se comentan fenómenos morfosintácticos son las preguntas que ocupan ahora a los estudiantes de Historia de la Lengua. Exámenes finales, final del Mundial de fútbol, final de curso... además de usarse en estos casos, final es el adjetivo que se aplica también a oraciones como estas:
Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo (Ángel González, “Para que yo me llame Ángel González”).

Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como un niño perdido
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas (Roque Dalton, “Desnuda”)


Para el cuerpo, recién nacido de la noche, todo fue nuevo.
Ignoró, por no entristecerse,
que el alma tenía recuerdos (José Hierro, Génesis)


Cerca del agua te quiero tener
porque te aliente su vívido ser. (Miguel Hernández, "Cerca del agua").

No todas las subordinadas finales se escriben con para, también por + infinitivo y porque + subjuntivo pueden expresar finalidad, como se ve en los ejemplos. Ello se debe a la estrecha relación que hay entre la expresión de la causa y la de la finalidad. Para ambas se empleaba en la Edad Media por y pora (pro+ad) hasta que en el siglo XIV comenzó a crecer el uso de para, venido de pora. Para saber más sobre oraciones subordinadas finales en la historia del español, recomiendo la lectura de este artículo de Santiago U. Sánchez.
Hoy diferenciamos, pues, los porqués y los paraqués, pero nuestros antepasados, como vemos, no tenían medios lingüísticos tan distintos. Si te lo planteas, no siempre es fácil responder de forma distinta a preguntas como por qué y para qué . ¿Por qué queremos que llegue el final de curso y para qué queremos que llegue el final de curso? Deja tu comentario...
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Escribo esta entrada en la misma aula en que mis alumnos se examinan del final de Historia de la Lengua, en su parte práctica. Un texto de la Crónica de Pero Niño y seis fragmentos del Diálogo de la lengua de Valdés en que se comentan fenómenos morfosintácticos son las preguntas que ocupan ahora a los estudiantes de Historia de la Lengua. Exámenes finales, final del Mundial de fútbol, final de curso... además de usarse en estos casos, final es el adjetivo que se aplica también a oraciones como estas:
Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo (Ángel González, “Para que yo me llame Ángel González”).

Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como un niño perdido
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas (Roque Dalton, “Desnuda”)


Para el cuerpo, recién nacido de la noche, todo fue nuevo.
Ignoró, por no entristecerse,
que el alma tenía recuerdos (José Hierro, Génesis)


Cerca del agua te quiero tener
porque te aliente su vívido ser. (Miguel Hernández, "Cerca del agua").

No todas las subordinadas finales se escriben con para, también por + infinitivo y porque + subjuntivo pueden expresar finalidad, como se ve en los ejemplos. Ello se debe a la estrecha relación que hay entre la expresión de la causa y la de la finalidad. Para ambas se empleaba en la Edad Media por y pora (pro+ad) hasta que en el siglo XIV comenzó a crecer el uso de para, venido de pora. Para saber más sobre oraciones subordinadas finales en la historia del español, recomiendo la lectura de este artículo de Santiago U. Sánchez.
Hoy diferenciamos, pues, los porqués y los paraqués, pero nuestros antepasados, como vemos, no tenían medios lingüísticos tan distintos. Si te lo planteas, no siempre es fácil responder de forma distinta a preguntas como por qué y para qué . ¿Por qué queremos que llegue el final de curso y para qué queremos que llegue el final de curso? Deja tu comentario...

2 comentarios:

cinema paradiso dijo...

Porque el final de algo siempre supone la llegada de algún otro principio. Esperemos que el final del verano signifique la llegada del deseado principio del fin. Un final de cine...

(y si el experimento sale bien, pinchando en el nombre debe salir uno de los mejores finales posibles, un final digno de las mejores películas. Una película que de haberla podido ver Alfonso X hubiese pedido con urgencia el doblaje a su castellano. Saludos)

Lola Pons dijo...

Bella película y gran montaje de besos a recortes. Como el cine, también hay mucha manipulación y mucha censura en la historia de la lengua.
Para quienes somos profesores o alumnos, el final de curso es como un fin de año, y la vida empieza de nuevo en septiembre. Particularmente, para mí en septiembre empezarán nuevas historias... que serán también de cine.
Un saludo, anónimo lector.

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