jueves, 26 de junio de 2014

Di sí; pon no; da alas; lee ese

Di sí; pon no; da alas; lee ese... u otras frases absurdas que se me ocurren omitiendo cuatro de las cinco vocales. Juan de Robles (1631, El culto sevillano)  aconsejaba no escribir con la misma vocal toda la frase (“Las armas dan a España gran fama”, “Todos los moços son locos”) y para evitar eso recomendaba el uso “de los sinónimos que ha de tener el escritor mui bien vistos, i sienpre para este propósito a la mano". No sería muy del gusto de lo que hoy llamamos lipogramas.
Como juego, el lipograma (que consiste en evitar a propósito una o varias letras del alfabeto en un texto) se ha practicado desde la Antigüedad. Para el español, las muestras más viejas están en las novelas de Alonso de Alcalá y Herrera (1599-1682), de origen luso, que escribió cinco novelas, en cada una de las cuales falta una letra. 
Y se ha mantenido hasta hoy: hay lipogramas de Jardiel Poncela y la obra lipogramática más extensa que conozco: la novela de Georges Perec La disparition (1969) que se publicó originalmente en francés sin usar la e y en español se tradujo como El secuestro (sin usar la a, vocal más frecuente en nuestro idioma). Disfruté leyéndola (gracias, Álvaro, por dármela a conocer), pero más por la gracia que por el contenido.
El español tiene cinco vocales, como el latín, pero este tenía vocales largas y breves y ese factor de la cantidad vocálica se perdió entre los siglos III y V d.C. Suena a una cosa muy apocalíptica decir derrumbe de la cantidad vocálica y uno se imagina a un edificio cayendo replegado piso tras piso desde la planta superior al suelo. Pero no es nada muy dramático materialmente, sino algo como esto: 

Hay vocales que se mantienen (pero sin rasgo de cantidad), otras se funden con otras, y otras como la e breve y la o breve diptongan (ie, ue), por eso en español tenemos NOVU > nuevo o BENE> bien. Es el fenómeno de la diptongación, que no se da en gallego-portugués, en zonas suritálicas o en sardo. Pese al derrumbe de la cantidad, hay variedad suficiente de vocales en las lenguas romances como para no hacer lipogramas salvo por juego. Da alas a la andanada; cese el reserve... o sea, deja tu comentario o tu lipograma.
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Di sí; pon no; da alas; lee ese... u otras frases absurdas que se me ocurren omitiendo cuatro de las cinco vocales. Juan de Robles (1631, El culto sevillano)  aconsejaba no escribir con la misma vocal toda la frase (“Las armas dan a España gran fama”, “Todos los moços son locos”) y para evitar eso recomendaba el uso “de los sinónimos que ha de tener el escritor mui bien vistos, i sienpre para este propósito a la mano". No sería muy del gusto de lo que hoy llamamos lipogramas.
Como juego, el lipograma (que consiste en evitar a propósito una o varias letras del alfabeto en un texto) se ha practicado desde la Antigüedad. Para el español, las muestras más viejas están en las novelas de Alonso de Alcalá y Herrera (1599-1682), de origen luso, que escribió cinco novelas, en cada una de las cuales falta una letra. 
Y se ha mantenido hasta hoy: hay lipogramas de Jardiel Poncela y la obra lipogramática más extensa que conozco: la novela de Georges Perec La disparition (1969) que se publicó originalmente en francés sin usar la e y en español se tradujo como El secuestro (sin usar la a, vocal más frecuente en nuestro idioma). Disfruté leyéndola (gracias, Álvaro, por dármela a conocer), pero más por la gracia que por el contenido.
El español tiene cinco vocales, como el latín, pero este tenía vocales largas y breves y ese factor de la cantidad vocálica se perdió entre los siglos III y V d.C. Suena a una cosa muy apocalíptica decir derrumbe de la cantidad vocálica y uno se imagina a un edificio cayendo replegado piso tras piso desde la planta superior al suelo. Pero no es nada muy dramático materialmente, sino algo como esto: 

Hay vocales que se mantienen (pero sin rasgo de cantidad), otras se funden con otras, y otras como la e breve y la o breve diptongan (ie, ue), por eso en español tenemos NOVU > nuevo o BENE> bien. Es el fenómeno de la diptongación, que no se da en gallego-portugués, en zonas suritálicas o en sardo. Pese al derrumbe de la cantidad, hay variedad suficiente de vocales en las lenguas romances como para no hacer lipogramas salvo por juego. Da alas a la andanada; cese el reserve... o sea, deja tu comentario o tu lipograma.

5 comentarios:

Patricia dijo...

Ve desde el césped (de ver y de ir, qué fantástica es nuestra lengua).

S.M. dijo...

Hola otra vez, que hacía tiempo que no pasaba por aquí. A lo que voy: en lo del derrumbe de la cantidad vocálica y el cuadro que aportas habría que hacer un distingo. Porque me da que sólo sirve para el vocalismo tónico.
Y de lo que hablamos otro día, sí: mi abuela paterna llevaba Pons como segundo 'llinatge', que es como llaman aquí sin andar con tonterías a lo que en catalán sosaina llaman 'cognom'.
Y que supongo que en vacaciones descansarás.
Santiago Maspoch Bueno

Andrés dijo...

Lola, una canción que siempre me pone los vellos de punta y que tiene un estribillo con un lipograma que estremece: "que el día que se avecina viene con hambre atrasada.... al alba, al alba, al alba, al alba..."

Lola Pons dijo...

Gracias por los ejemplos, Andrés y Patricia. Santiago, claro, eso es solo para las tónicas, las átonas no diptongan. Buen verano a todos, pero no os vayáis del blog, que aún queda alguna entrada.

Juan dijo...

Es un poco soez, pero también elegante: "En el vergel del Edén", de Mamá Ladilla.

https://www.youtube.com/watch?v=-38oHYAkA-g

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