domingo, 30 de octubre de 2011

Y a todo esto... ¿qué es la yod?


Yod es el nombre de una letra hebrea que equivale en las lenguas semíticas a un sonido consonántico similar al que hacemos al pronunciar yo o a un sonido vocálico similar a la /i/, pero más cerrado. Por ser la décima en su alfabeto y la más pequeña también en cuanto a trazo, tiene un fuerte simbolismo en cabalística y numerología. Históricamente la letra de la yod se origina en un dibujo, el pictograma que representa la mano. (Por eso el poema de J.A. Valente “Yod” dentro de su precioso libro Tres lecciones de tinieblas, comienza La mano: en alianza la mano y la palabra).
Pero yod es algo más que el nombre de una letra hebrea...
Si una abuela desesperada llama a voces a su nieto en la plaza puede gritar: Antonioooooooo, de forma que suene casi como Antoñoooo, o sea convirtiendo n+i+o o en sonido palatal nasal (ñ) + o. Pues bien, esa /i/ que había en Antonio y que ha desaparecido en Antoño dejando a la n hecha una ñ es una yod en acción. Por una convención basada en la tradición del alfabeto semítico, llamamos yod a un sonido semivocálico o semiconsonántico, una /i/ que está en diptongo junto a otro sonido vocálico: la i de Antonio es una yod, al igual que la i de seis, viene, copia o baila.
Es importante para la historia de las lenguas procedentes del latín: las palabras que tenían una yod en latín vulgar albergaban dentro una semilla de cambio. Cuando los latinos dejaron de decir ARANEA para decir ARANIA crearon una yod, que hizo que naciese en castellano un sonido palatal que en Roma no existía, la yod de arania provocó que la n se hiciera palatal nasal y absorbiera a la yod: araña. Y hoy ya no queda yod alguna en araña, pero, escondida, sabemos que cada vez que pronunciamos esta palabra estamos saboreando a una yod, recreando su rastro como responsable de la transformación consonántica que ocurre del latín al español.
En el loco mundo de lo digital parece que la información fluye, fluye y nada se queda. Pero esta de hoy es la entrada número cien de un blog que nació dejando claro que no todo era yod en la Historia de la lengua. Si miras en el archivo del blog, a la derecha, podrás leer alguna de las viejas entradas. Tal vez las conozcas todas, y te apetece releer alguna, tal vez te acabes de incorporar y quieras ver de qué otras cosas hemos hablado en algunas de las 99 entradas previas a estas. La idea es que veas que no solo de yod... hablamos en este blog.
PD. Un beso agradecido a las abuelas que cuidan a los nietos en las plazas, creen o no nuevas yod cotidianas.
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Yod es el nombre de una letra hebrea que equivale en las lenguas semíticas a un sonido consonántico similar al que hacemos al pronunciar yo o a un sonido vocálico similar a la /i/, pero más cerrado. Por ser la décima en su alfabeto y la más pequeña también en cuanto a trazo, tiene un fuerte simbolismo en cabalística y numerología. Históricamente la letra de la yod se origina en un dibujo, el pictograma que representa la mano. (Por eso el poema de J.A. Valente “Yod” dentro de su precioso libro Tres lecciones de tinieblas, comienza La mano: en alianza la mano y la palabra).
Pero yod es algo más que el nombre de una letra hebrea...
Si una abuela desesperada llama a voces a su nieto en la plaza puede gritar: Antonioooooooo, de forma que suene casi como Antoñoooo, o sea convirtiendo n+i+o o en sonido palatal nasal (ñ) + o. Pues bien, esa /i/ que había en Antonio y que ha desaparecido en Antoño dejando a la n hecha una ñ es una yod en acción. Por una convención basada en la tradición del alfabeto semítico, llamamos yod a un sonido semivocálico o semiconsonántico, una /i/ que está en diptongo junto a otro sonido vocálico: la i de Antonio es una yod, al igual que la i de seis, viene, copia o baila.
Es importante para la historia de las lenguas procedentes del latín: las palabras que tenían una yod en latín vulgar albergaban dentro una semilla de cambio. Cuando los latinos dejaron de decir ARANEA para decir ARANIA crearon una yod, que hizo que naciese en castellano un sonido palatal que en Roma no existía, la yod de arania provocó que la n se hiciera palatal nasal y absorbiera a la yod: araña. Y hoy ya no queda yod alguna en araña, pero, escondida, sabemos que cada vez que pronunciamos esta palabra estamos saboreando a una yod, recreando su rastro como responsable de la transformación consonántica que ocurre del latín al español.
En el loco mundo de lo digital parece que la información fluye, fluye y nada se queda. Pero esta de hoy es la entrada número cien de un blog que nació dejando claro que no todo era yod en la Historia de la lengua. Si miras en el archivo del blog, a la derecha, podrás leer alguna de las viejas entradas. Tal vez las conozcas todas, y te apetece releer alguna, tal vez te acabes de incorporar y quieras ver de qué otras cosas hemos hablado en algunas de las 99 entradas previas a estas. La idea es que veas que no solo de yod... hablamos en este blog.
PD. Un beso agradecido a las abuelas que cuidan a los nietos en las plazas, creen o no nuevas yod cotidianas.

22 comentarios:

Raúl dijo...

Maravillosa, fácil y amena explicación del fenómeno y del propio elemento. Parece mentira que ella solita haya causado tantos y tantos cambios y que, para la mayoría de los hispanohablantes, sea un elemento completamente desconocido. ¡Cuántas veces me repasé la lista de las yod de Menéndez Pidal para Gramática Histórica! Voy a colgar en mi muro de Facebook el enlace ya que no tiene desperdicio. Muchas gracias por regalarnos estas perlas. Un beso y un abrazo. Raúl.

Lola Pons dijo...

Gracias a ti Raúl, mi querido antiguo alumno. Es verdad que con lo chiquitita que es ha cambiado muchas cosas... como para fiarse de las magnitudes.

Elena dijo...

Llevo tiempo leyendo este blog -desde que lo vi en un tablón de la facultad-, pero aún no me había decidido a escribir.
Primero felicitar a su autora por la forma tan entretenida y amena que tiene de acercarnos a la Historia de la lengua a través de estas entradas.
Soy una principiante en estos temas, un tímido acercamiento a Gramática Histórica en mi segundo año -para ser más concreta-, pero sin duda con mucho interés por conocer. Sobre todo después de leer esta entrada de la yod.
Felicidades de nuevo.

Puri Jurado dijo...

¡Ay, la yod...! ¡Cuántas horas de estudio!

Soy profesora de Secundaria y en varias ocasiones me he descubierto sonriendo ante notitas escritas por mis alumnos e intervenidas por mí en el transcurso de alguna clase. Al leer palabras como "ninio" (niño) o "maniana" (mañana), además de la falta de ortografía, veía a la yod reivindicando, muchos siglos después, su presencia en nuestra lengua.

Muchas gracias por estas cien entradas y por todas las que vendrán. Un saludo.

Lola Pons dijo...

Gracias por las enhorabuenas, y también gracias por vuestros recuerdos emocionados sobre la yod. De alguna forma me alzo en su portavoz, ja ja.

Elena Azofra dijo...

¡¡Enhorabuena por tu dedicación a la yod y a tus lectores, Lola!! Me ha parecido una forma estupenda de destacar la entrada número 100 en tu blog: clara, tierna y entusiasta, como tú...

Grupo NT dijo...

Qué grande que cosas tan pequeñas como el NT para el griego clásico y la Yod para el latín vulgar sean los motores de su evolución. Perdón por esta reducción tan simplificista, pero es curioso que cosas tan pequeñas produzcan tantos quebraderos de cabeza que tanto bien han producido a mis neuronas. ¡Gracias US, gracias Menéndez Pidal, gracias latino!

ANGELUS

Anónimo dijo...

Brillante,como siempre.Enhorabuena por tu entrada,por tu cien,y por tus noventainueve restantes...pero sobre todo,por tantos de los que están por venir.Sicamú.

Chus dijo...

"La mano:en alianza la mano y la palabra: de Alef a Tav se extiende yod"(Valente)Pongo mi palabra en mi mano para decir:Quizá no sólo de yod viva el hombre: Pero sin Lola, eso si que no. Eres como un "pons" entre el saber y el corazón. Te doy la palabra de mi mano. Chus

Lola Pons dijo...

Chus, que me vas a emocionar... Sois los lectores quienes dais sentido a esto. Y son vuestras manos al teclear la dirección del blog las que lo mantienen vivísimo. Y, claro, también me mantenéis viva a mí. Un abrazo

Antonio Pedrote dijo...

Es increíble hasta qué punto le puede tocar a uno de cerca una entrada del blog. Mi abuela ¡¡ a sus noventa y seis años!! no pronuncia la nasal palatal todavía. Su pronunciación es más bien del tipo [tónyo:]. ¿Aféresis?

Laura dijo...

¡Enhorabuena por la entrada número cien! Pero a mí la yod y su clasificación me tienen negra en este momento...

Lola Pons dijo...

¿Negra? De eso nada: mira bien la clasificación pidalina, es un intento cartesiano de separar cronología y huellas de la yod.

Helena González Gutiérrez dijo...

Muchísimas gracias por facilitarnos, a los alumnos en la distancia, la existencia.
¡Qué fáciles se entienden las cosas cuando están tan bien explicadas!
Un saludo
Helena

Anónimo dijo...

Lo cierto es que la explicación es maravillosa, felicidades por el blog;pero leyendo la post data me ha surgido una duda final: ¿el plural de yod es "yod", "yodes" o "yods"? Quizás sea una pregunta estúpida, y ya sé que con ciertos plurales hay mucha controversia, pero lo cierto es, que aunque a algunos les suene mal, a mí lo que mejor me suena es "yodes".

Unknown dijo...

Si a mí me hubiesen explicado en su día la Yod de esta forma seguro que no estaría buscando ahora en internet información... :)

Rachelín The Cure dijo...

Muchas gracias por la explicación. Muy fácil de digerir, vamos, que me viene genial.
¡Un saludoo!

El Cuaderno de Tapaz Azules dijo...

Muchas, pero muchas gracias por la explicación. Falté a la clase en que explicaron la yod y no entendía nada de su origen hasta ahora.
¡Espero aprobar el examen!
Felicitaciones por su excelente trabajo.
Ana Clara

Alberto Ruiz Richarte (Er Moska) dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alberto Ruiz Richarte (Er Moska) dijo...

Mis más sinceras enhorabuenas. No publico por publicar: está perfectamente explicado. Solo me ha faltado <>, ¿la tienes publicada en otra entrada?

Unknown dijo...

Buenas, Lola, soy economista y estudio un posgrado de literatura en la UNED, a pesar de mis carencias filológicas, así que bebo tus entradas. Me encanta tu pasión al divulgar. Soy madre de tres niños pequeños que empiezan a leer y escribir. Ellos escriben el castellano como transcriben de oído y sale una yod cada dos por tres. Me divierte muchísimo este fenómeno. Un saludo y gracias por tu trabajo

Anónimo dijo...

Gracias por esta exposición. Aclaró ampliamente mis dudas al respecto. Saludos desde Uruguay.
Gabriela P. Alc

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