martes, 18 de octubre de 2011

Recorriendo el Arqueológico

El Museo Arqueológico de Sevilla está un poco anticuado, algunas de las placas identificativas de las piezas siguen estando escritas con una vieja máquina de escribir y todo parece pedir una restauración o al menos una reactualización pronta... pero pese a ello sigue ofreciendo una gratísima visita.
Y eso hicimos el pasado martes. Dimos en el Arqueológico una clase emplazada de Historia de la lengua. Acompañados de Rodrigo Verano, del Departamento de Filología Clásica de la Universidad de Sevilla, y casi con 20 alumnos (no todos salen en esta foto, pero a todos gracias por asistir: es estimulante la respuesta) durante dos horas recorrimos la historia de la Península desde el Neolítico al dintel de Hermenegildo.
Me gusta particularmente el Arqueológico, tan distinto de otros museos relimpios y brillantes. De alguna forma en este caso el edificio se ha asimilado a la colección, más que al contrario: visitar los fondos del Paleolítico y Neolítico en un sótano se parece a la forma en que vivieron quienes, como los habitantes del suroeste de la Península, hacían en sus cuevas ídolos placa con grandes ojos soles; contemplar la reproducción del Tesoro del Carambolo en una sala oscura, donde se aloja también la que en este blog llamamos hace tiempo La diosa del primer texto, nos recuerda el hermetismo que por siglos rodeó al rico oro tartésico hasta que en los años 50 del siglo XX alguien rompió una vasija enterrada en la loma de un pueblo sevillano e hizo que entrase otra vez la luz en el reino de Argantonio; pasear por la sala de los retratos imperiales, luminosa, alta y rotunda como la arquitectura de Aníbal González, es de alguna forma también consonante con la estatua de Trajano, la hermosa cabeza de Adriano o los bustos de Galva o Marco Aurelio.
Hay, en suma, cierta coherencia (sin duda, no buscada) entre el continente y el contenido. Y nosotros, paseantes, vamos viendo cómo en una esquina de Hispania han ido variando las lenguas pero se han mantenido unas formas similares de creer en lo superior, de vivir y de amoldarse a lo nuevo.
Dejo en la Galería Flickr de nosolodeyod algunas fotos de la visita, que no será la última excursión que hagamos fuera del aula, buscando las pizarras que están lejos de las pizarras. ¿Qué pieza te gusto más o te pareció más interesante? ¿Has visitado otras exposiciones o yacimientos de arqueología? Deja tu comentario...
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El Museo Arqueológico de Sevilla está un poco anticuado, algunas de las placas identificativas de las piezas siguen estando escritas con una vieja máquina de escribir y todo parece pedir una restauración o al menos una reactualización pronta... pero pese a ello sigue ofreciendo una gratísima visita.
Y eso hicimos el pasado martes. Dimos en el Arqueológico una clase emplazada de Historia de la lengua. Acompañados de Rodrigo Verano, del Departamento de Filología Clásica de la Universidad de Sevilla, y casi con 20 alumnos (no todos salen en esta foto, pero a todos gracias por asistir: es estimulante la respuesta) durante dos horas recorrimos la historia de la Península desde el Neolítico al dintel de Hermenegildo.
Me gusta particularmente el Arqueológico, tan distinto de otros museos relimpios y brillantes. De alguna forma en este caso el edificio se ha asimilado a la colección, más que al contrario: visitar los fondos del Paleolítico y Neolítico en un sótano se parece a la forma en que vivieron quienes, como los habitantes del suroeste de la Península, hacían en sus cuevas ídolos placa con grandes ojos soles; contemplar la reproducción del Tesoro del Carambolo en una sala oscura, donde se aloja también la que en este blog llamamos hace tiempo La diosa del primer texto, nos recuerda el hermetismo que por siglos rodeó al rico oro tartésico hasta que en los años 50 del siglo XX alguien rompió una vasija enterrada en la loma de un pueblo sevillano e hizo que entrase otra vez la luz en el reino de Argantonio; pasear por la sala de los retratos imperiales, luminosa, alta y rotunda como la arquitectura de Aníbal González, es de alguna forma también consonante con la estatua de Trajano, la hermosa cabeza de Adriano o los bustos de Galva o Marco Aurelio.
Hay, en suma, cierta coherencia (sin duda, no buscada) entre el continente y el contenido. Y nosotros, paseantes, vamos viendo cómo en una esquina de Hispania han ido variando las lenguas pero se han mantenido unas formas similares de creer en lo superior, de vivir y de amoldarse a lo nuevo.
Dejo en la Galería Flickr de nosolodeyod algunas fotos de la visita, que no será la última excursión que hagamos fuera del aula, buscando las pizarras que están lejos de las pizarras. ¿Qué pieza te gusto más o te pareció más interesante? ¿Has visitado otras exposiciones o yacimientos de arqueología? Deja tu comentario...

7 comentarios:

Nuria dijo...

La visita al museo arqueológico estuvo bastante bien, además las explicaciones de ambos profesores nos ayudaron bastante para seguir el recorrido por las diferentes épocas. Las piezas que más me llamaron la atención fueron el Tesoro del Carambolo y las placas de bronce de senadoconsulto de Cneo Pison.
Espero que la próxima excursión sea pronto.

Esperanza dijo...

Personalmente, la visita me pareció interesante y amena porque quizás intentó explicarse (al menos una parte) por medio de historietas y asuntos anécdoticos que se retienen mucho mejor que cualquier explicación rigurosa. El senadoconsulto es una de las cosas que mas me interesó.Un saludo

Lola Pons dijo...

Sí, esa misma evaluación hacíamos el compañero R. Verano y yo cuando salimos de la visita. Las piezas terminan siendo anécdotas individuales en el río grande de la historia, y una no sabe nunca cómo equilibrar bien la visita, si hablando del río o de sus pequeños peces. Pero me alegra que el estilo pueda haber servido para que se fijen mejor algunos conceptos.

Trilce dijo...

Puede que ahí resida la gracia de ir varias veces a un museo: unas te centras más en los peces, otras en el río. Al final te conoces todas las anécdotas y tienes una visión bastante amplia del conjunto, por eso merece la pena.

Joaquín Pedro Borge dijo...

Magnífica visita al Museo Arqueológico la de ayer. De siempre me han gustado mucho las anécdotas y aprender algunas tan interesantes como las de ayer, dentro de un marco histórico tan interesante, me pareció excelente. Yo me quedo con la deliciosa anécdota del carnero de Estepa que sirvió de caballito de juguete durante generaciones en una familia. Me pareció genial esa historia. Pero sobre todo, lo que me fascinó fue el tesorillo de El Castillo de las Guardas. Esa cajita esférica que estuvo tanto tiempo bajo tierra y que escondía algo así como unos ahorros. Me pareció tierno ese tesorillo. Además ese nombre "tesorillo", me produce mucha ternura porque me imagino que pudo ser como el ahorro de toda la vida de alguien, y que al enterrarlo, enterró con él algún anhelo de vida mejor. En fin, que al final me emociono,jaja!
Un saludo! :)

Antonio dijo...

La visita al museo ha hecho que podamos ver algunas cuestiones teóricas de una forma más visual , más cercana a lo que fue la realidad social peninsular.
Me encantó el "tesorillo" y su hipotética historia.

María Jesús dijo...

Aunque tarde, me sumo a las felicitaciones y a la buena impresión que me dejó la visita, pues se agradece que la historia sea explicada de forma amena aunque edificante. Además, la impresión que produce ver los objetos "en vivo" de teorías y textos que se ve en clase es muy curiosa

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