domingo, 8 de mayo de 2011

Dientes

Los primeros comienzan a brotar en torno a los ocho meses; luego se caen (¿no es bonito ese término de “dientes de leche”?) y salen otros nuevos. En el primer diccionario de la Academia, el diente se definía por su utilidad más inmediata y carnal (‘sirve para cortar y moler el manjar’, Autoridades 1732) pero otra utilidad de los dientes es servir de muralla contra la que choca la lengua en la producción de los llamados sonidos dentales.




Consonantes dentales son /t/ y /d/ en español. La /d/ tiende al debilitamiento en nuestra lengua, ya que en ciertos contextos desaparece. La –D- latina intervocálica se perdió en gran medida en su paso al español (CADERE > caer; AUDIRE > oír) pero se conservó en algunas palabras (como en NODU > nudo). En cambio la d procedente de T latina se pierde de forma menos intensa. Cayó a fines de la Edad Media en terminaciones verbales (cantades > cantáis) y desde el XVI sabemos que también en participios –ado, -ido (cenao, bailao, más frecuentes que comi(d)o > comío, partío...) o en formas asimiladas (todo > to, nada > na). Este es uno de esos cambios que se han difundido “desde abajo”, llegando también a los hablantes cultos .
Se pierde la d como se pierden los dientes con los años, pero el fonema /d/ no desaparece del idioma; se mantiene en otros contextos, resistente al derrumbe, igual que apretamos los dientes y la mandíbula cuando el viento es fuerte y buscamos sitio hasta que amaine y nos deje de hacer daño en la cara.

¿Alguna vez te han dejado el corazón partío en cristales?, ¿qué te parece que te quiten lo bailao? Deja tu comentario...
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Los primeros comienzan a brotar en torno a los ocho meses; luego se caen (¿no es bonito ese término de “dientes de leche”?) y salen otros nuevos. En el primer diccionario de la Academia, el diente se definía por su utilidad más inmediata y carnal (‘sirve para cortar y moler el manjar’, Autoridades 1732) pero otra utilidad de los dientes es servir de muralla contra la que choca la lengua en la producción de los llamados sonidos dentales.




Consonantes dentales son /t/ y /d/ en español. La /d/ tiende al debilitamiento en nuestra lengua, ya que en ciertos contextos desaparece. La –D- latina intervocálica se perdió en gran medida en su paso al español (CADERE > caer; AUDIRE > oír) pero se conservó en algunas palabras (como en NODU > nudo). En cambio la d procedente de T latina se pierde de forma menos intensa. Cayó a fines de la Edad Media en terminaciones verbales (cantades > cantáis) y desde el XVI sabemos que también en participios –ado, -ido (cenao, bailao, más frecuentes que comi(d)o > comío, partío...) o en formas asimiladas (todo > to, nada > na). Este es uno de esos cambios que se han difundido “desde abajo”, llegando también a los hablantes cultos .
Se pierde la d como se pierden los dientes con los años, pero el fonema /d/ no desaparece del idioma; se mantiene en otros contextos, resistente al derrumbe, igual que apretamos los dientes y la mandíbula cuando el viento es fuerte y buscamos sitio hasta que amaine y nos deje de hacer daño en la cara.

¿Alguna vez te han dejado el corazón partío en cristales?, ¿qué te parece que te quiten lo bailao? Deja tu comentario...

2 comentarios:

Olga y Tamara dijo...

En algunos casos como en las canciones, se pierde la consonante intervocálica para que suene bien la rima, además podemos relacionarlo con lo que denominamos economía lingüística. No hablamos mal, simplemente economizamos diciendo lo mismo pero con menos letras o menos sílabas como ocurre en otros casos: pá o má en lugar de papá o mamá.

Anónimo dijo...

Desde luego las ultracorrecciones que se dan con la "-d-", se puede escuchar "cola-caDo", son de los más graciosas, y muestran como no hay tanta aceptación como se nos dice.
En algunos casos esta peculiaridad fonética se ha vuelto oposición fonológica "pringada/pringá". No creo que se puedan incluir en esta serie "bailador/bailaor" o "cantador/ cantaor" ya que estos términos con pérdida o sin pérdida se refieren al flamenco y en otros contextos se usan bailarín y cantante respectivamente.
Nunca me olvidaré en la Clase del Prf. Ariza sobre la aspirada como se convertía ne fonema porque todods sabíamos la diferencia entre un higo y un ...
Saludos
P.C.

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