Hoy lunes 20 de septiembre
empiezan mis clases en la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla.
Comienzo con las clases de Grado en Filología Hispánica de una asignatura
preciosa llamada "Historia del español I", donde
empezamos mirando muy atrás, a los prerromanos, y terminamos acariciando las
glosas y viendo a Berceo pedirnos un vaso de bon vino. Tres días a
la semana, compartida con mi compañera la profesora Leyre Martín, en esta
asignatura deposito la esperanza de normalizar la docencia, tras un curso donde
las clases han sido retransmitidas o grabadas. Ahora empezamos presencialmente,
y lo hago con la convicción de que esto puede funcionar. La virtualidad
está bien para llegar donde no puedes llegar: en este mes de septiembre sostuve
un conversatorio con el historiador de la lengua mexicano Luis Fernando
Lara patrocinada por casa de México y una charla con un grupo de
profesoras y estudiantes de la Facultad de Historia de Moscú. Han
sido dos experiencias muy enriquecedoras y agradables (pongo alguna foto),
virtuales pero muy humanas. Hoy estoy en otra cosa: me faltan horas para
tener la mano llena de tiza, para subir el escalón del estrado y mirar de reojo
el aulario de madera. No me olvido de las muertes, no me olvido de lo que he
aprendido de mí misma en estos meses, pero empiezo con la convicción, quizá
ilusoria, de que otra vez habrá quienes descubran la belleza balsámica de
la historia de la lengua para evadirse. Y que igual una de esas personas vuelvo
a ser yo.
domingo, 19 de septiembre de 2021
Empiezan las clases
Hoy lunes 20 de septiembre
empiezan mis clases en la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla.
Comienzo con las clases de Grado en Filología Hispánica de una asignatura
preciosa llamada "Historia del español I", donde
empezamos mirando muy atrás, a los prerromanos, y terminamos acariciando las
glosas y viendo a Berceo pedirnos un vaso de bon vino. Tres días a
la semana, compartida con mi compañera la profesora Leyre Martín, en esta
asignatura deposito la esperanza de normalizar la docencia, tras un curso donde
las clases han sido retransmitidas o grabadas. Ahora empezamos presencialmente,
y lo hago con la convicción de que esto puede funcionar. La virtualidad
está bien para llegar donde no puedes llegar: en este mes de septiembre sostuve
un conversatorio con el historiador de la lengua mexicano Luis Fernando
Lara patrocinada por casa de México y una charla con un grupo de
profesoras y estudiantes de la Facultad de Historia de Moscú. Han
sido dos experiencias muy enriquecedoras y agradables (pongo alguna foto),
virtuales pero muy humanas. Hoy estoy en otra cosa: me faltan horas para
tener la mano llena de tiza, para subir el escalón del estrado y mirar de reojo
el aulario de madera. No me olvido de las muertes, no me olvido de lo que he
aprendido de mí misma en estos meses, pero empiezo con la convicción, quizá
ilusoria, de que otra vez habrá quienes descubran la belleza balsámica de
la historia de la lengua para evadirse. Y que igual una de esas personas vuelvo
a ser yo.
1 comentarios:
¡Feliz comienzo de curso! Es una suerte que estéis ya en presencial. Aquí en la Universidad del País Vasco seguimos a tercias, inexplicablemente. Pero bueno: hablaremos de la belleza balsámica de la historia de la lengua. ¡Un abrazo!
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