viernes, 30 de noviembre de 2018

Instantáneas #39. Noviembre 2018


Noviembre se acaba en viernes, el día que actualizo el blog. Toca mirar atrás y repasar la agenda de este mes, en que me he estado haciendo cosas como estas:
-Escribir. La campaña de las elecciones andaluzas y la posición en ella del acento andaluz me ocupó en esta tribuna de opinión que podéis leer en el ejemplar impreso de El País del viernes 30 de noviembre o aquí en digital. En Verne-El País hablé sobre la familia de la palabra migrar y sobre la palabra institutriz, a cuento de los últimos incidentes en el Congreso de los Diputados.
-Conferenciar. Mi última conferencia del mes fue en la inauguración las II Jornadas sobre el Habla Andaluza que se celebraron en el precioso pueblo sevillano de Coria del Río, una localidad de la que ya os hablé en esta antigua entrada del blog. Es una iniciativa loable que un ayuntamiento apueste por esta clase de actividades. Agradezco la invitación.
Más que una conferencia, fue una mesa redonda la que me ocupó un martes de noviembre. Se trató de un encuentro distendido con responsables de la serie La peste en el Antiquarium de Sevilla para charlar sobre qué representación se hace en esta serie del habla andaluza del XVI. Compartí mesa con el documentalista de la serie, Pedro Álvarez Molina, y con la profesora de lengua de la Universidad Pablo de Olavide Mercedes de la Torre.



También en formato mesa redonda fue mi intervención por invitación de los organizadores (Eva Bravo, Santiago del Rey, Marta Fernández) en el congreso Morphispam celebrado en la Universidad de Sevilla. Si ampliáis la foto veis mejor a mis compañeros de mesa (Félix Fernández de Castro Javier Medina y Martha Guzmán) con los que fue un placer trabajar.

 -Leer. En una entrada anterior os presenté mis recomendaciones de libros para niños sobre lengua. Mi recomendación de regalo filológico para mayores es el libro de Kory Stamper Palabra por palabra. La vida secreta de los diccionarios (editorial Capitán Swing). Stamper fue editora de los famosos diccionarios ingleses Merriam-Webster y cuenta en este libro cómo se escribían las definiciones, cómo era trabajar con papeletas antes de que existiesen ordenadoras y cientos de cosas más en un estilo agradable.
-Y, por último, viajar. Asistí como comunicante al congreso sobre traducción de biblias hispánicas que se celebró en Mallorca, donde expuse la investigación que he realizado en los últimos meses sobre las traducciones de los salmos en el siglo XVI, particularmente la realizada por el humanista conquense Juan de Valdés. Fue un congreso interesantísimo, en el que coincidimos muchos compañeros muy queridos y donde pude seguir profundizando en el mundo de la heterodoxia bíblica.

Termino ya. Este mes el blog ha cumplido nueve años; es bonito recordar y celebrar todo lo placentero que permanece. Os deseo un buen mes de diciembre.

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Noviembre se acaba en viernes, el día que actualizo el blog. Toca mirar atrás y repasar la agenda de este mes, en que me he estado haciendo cosas como estas:
-Escribir. La campaña de las elecciones andaluzas y la posición en ella del acento andaluz me ocupó en esta tribuna de opinión que podéis leer en el ejemplar impreso de El País del viernes 30 de noviembre o aquí en digital. En Verne-El País hablé sobre la familia de la palabra migrar y sobre la palabra institutriz, a cuento de los últimos incidentes en el Congreso de los Diputados.
-Conferenciar. Mi última conferencia del mes fue en la inauguración las II Jornadas sobre el Habla Andaluza que se celebraron en el precioso pueblo sevillano de Coria del Río, una localidad de la que ya os hablé en esta antigua entrada del blog. Es una iniciativa loable que un ayuntamiento apueste por esta clase de actividades. Agradezco la invitación.
Más que una conferencia, fue una mesa redonda la que me ocupó un martes de noviembre. Se trató de un encuentro distendido con responsables de la serie La peste en el Antiquarium de Sevilla para charlar sobre qué representación se hace en esta serie del habla andaluza del XVI. Compartí mesa con el documentalista de la serie, Pedro Álvarez Molina, y con la profesora de lengua de la Universidad Pablo de Olavide Mercedes de la Torre.



También en formato mesa redonda fue mi intervención por invitación de los organizadores (Eva Bravo, Santiago del Rey, Marta Fernández) en el congreso Morphispam celebrado en la Universidad de Sevilla. Si ampliáis la foto veis mejor a mis compañeros de mesa (Félix Fernández de Castro Javier Medina y Martha Guzmán) con los que fue un placer trabajar.

 -Leer. En una entrada anterior os presenté mis recomendaciones de libros para niños sobre lengua. Mi recomendación de regalo filológico para mayores es el libro de Kory Stamper Palabra por palabra. La vida secreta de los diccionarios (editorial Capitán Swing). Stamper fue editora de los famosos diccionarios ingleses Merriam-Webster y cuenta en este libro cómo se escribían las definiciones, cómo era trabajar con papeletas antes de que existiesen ordenadoras y cientos de cosas más en un estilo agradable.
-Y, por último, viajar. Asistí como comunicante al congreso sobre traducción de biblias hispánicas que se celebró en Mallorca, donde expuse la investigación que he realizado en los últimos meses sobre las traducciones de los salmos en el siglo XVI, particularmente la realizada por el humanista conquense Juan de Valdés. Fue un congreso interesantísimo, en el que coincidimos muchos compañeros muy queridos y donde pude seguir profundizando en el mundo de la heterodoxia bíblica.

Termino ya. Este mes el blog ha cumplido nueve años; es bonito recordar y celebrar todo lo placentero que permanece. Os deseo un buen mes de diciembre.

viernes, 9 de noviembre de 2018

Libros para niños sobre lengua

Tengo un recuerdo estupendo de las lecturas que disfruté cuando era pequeña; devoré los libros infantiles propios de la generación EGB. Fui de jovenzuela una voraz lectora de novelas y novelones. Luego vino la poesía. Siempre he encontrado libros a mi medida, propios del tiempo y del lugar en que me encontraba. Leí lo que quise y cuando quise. No me gusta que se obligue a los niños a leer pero recomiendo que en los cumples y las Navidades haya entre la orgía de juguetes algún libro. Siempre es posible encontrar un libro a la medida de un niño.Aquí os paso una selección de cinco libros infantiles sobre lengua y escritura que me han parecido interesantes.
Quiero empezar por los álbumes ilustrados porque esta semana en Sevilla se está celebrando la semana del álbum ilustrado y tenerlos por casa es gozoso para la vista y el tacto. Llegué a ellos a través de la autora e ilustradora sevillana Raquel Díaz Reguera, que tiene una bellísima colección de ellos, todos buen regalo para grandes y chicos (mirad aquí). Entre los que se dedican específicamente a lengua, os recomiendo La gran fábrica de las palabras (Agnès de Lestrade  y Valeria Docampo, en Tramuntana) cuyo contenido podéis ojear porque está narrado en este vídeo.

Los cuadernitos de escritura creativa de El Hematocrítico (son varios, mirad aquí) ayudan a poner a los niños ante el reto comunicativo de escribir con libertad. Y eso no lo suelen hacer los programas educativos escolares (por eso escribí este artículo de opinión hace tiempo). Creo que alguien que escribe y habla con habilidad de adaptación a los registros, capacidad de convicción y riqueza léxica va a tener algo más fácil ganarse la vida. Y eso se empieza a aprender de pequeño.
Para niños a los que le gusta escribir y dibujar sus propias historietas recomiendo este libro de la fantástica serie de Usborne. Además, es muy asequible de precio.
De Jerónimo Stilton (Geronimo Stilton en los títulos) y de su familia ratonil hay una colección extensísima de títulos; este tiene gracia porque explica muy bien el surgimiento de la imprenta y su historia interna, algo que de vez en cuando tenemos que explicar en clase al hablar de edición de textos. Lo cierto es que los libros de ciencia para niños exponen qué es un cohete o una polea pero no suelen recordar ese gran invento que fue la imprenta.
Y por último, una recomendación para los más chicos. Para aprender a leer hay miles de libros, pero la gracia de la colección de Bruño Las divertidas aventuras de las letras es que no se presenta como una cartilla ni un libro de texto. Las letras se muestran en historias rimadas, con sentido y detalles en que detenerse. Creo que por eso ha sido un exitazo editorial en los últimos años. Hay varios libros nacidos a partir del original (este, para mí el mejor). A partir de él, han creado un conjunto de material adicional también muy bueno, como el de la foto (escrito en mayúsculas, lo que facilita mucho las cosas).
Y para terminar, dejadme que haga algo tan pesado como aconsejar: consumid cultura, id a las librerías, asistid a las actividades de las bibliotecas. O regamos el tejido cultural o tendremos ciudades secas.
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Tengo un recuerdo estupendo de las lecturas que disfruté cuando era pequeña; devoré los libros infantiles propios de la generación EGB. Fui de jovenzuela una voraz lectora de novelas y novelones. Luego vino la poesía. Siempre he encontrado libros a mi medida, propios del tiempo y del lugar en que me encontraba. Leí lo que quise y cuando quise. No me gusta que se obligue a los niños a leer pero recomiendo que en los cumples y las Navidades haya entre la orgía de juguetes algún libro. Siempre es posible encontrar un libro a la medida de un niño.Aquí os paso una selección de cinco libros infantiles sobre lengua y escritura que me han parecido interesantes.
Quiero empezar por los álbumes ilustrados porque esta semana en Sevilla se está celebrando la semana del álbum ilustrado y tenerlos por casa es gozoso para la vista y el tacto. Llegué a ellos a través de la autora e ilustradora sevillana Raquel Díaz Reguera, que tiene una bellísima colección de ellos, todos buen regalo para grandes y chicos (mirad aquí). Entre los que se dedican específicamente a lengua, os recomiendo La gran fábrica de las palabras (Agnès de Lestrade  y Valeria Docampo, en Tramuntana) cuyo contenido podéis ojear porque está narrado en este vídeo.

Los cuadernitos de escritura creativa de El Hematocrítico (son varios, mirad aquí) ayudan a poner a los niños ante el reto comunicativo de escribir con libertad. Y eso no lo suelen hacer los programas educativos escolares (por eso escribí este artículo de opinión hace tiempo). Creo que alguien que escribe y habla con habilidad de adaptación a los registros, capacidad de convicción y riqueza léxica va a tener algo más fácil ganarse la vida. Y eso se empieza a aprender de pequeño.
Para niños a los que le gusta escribir y dibujar sus propias historietas recomiendo este libro de la fantástica serie de Usborne. Además, es muy asequible de precio.
De Jerónimo Stilton (Geronimo Stilton en los títulos) y de su familia ratonil hay una colección extensísima de títulos; este tiene gracia porque explica muy bien el surgimiento de la imprenta y su historia interna, algo que de vez en cuando tenemos que explicar en clase al hablar de edición de textos. Lo cierto es que los libros de ciencia para niños exponen qué es un cohete o una polea pero no suelen recordar ese gran invento que fue la imprenta.
Y por último, una recomendación para los más chicos. Para aprender a leer hay miles de libros, pero la gracia de la colección de Bruño Las divertidas aventuras de las letras es que no se presenta como una cartilla ni un libro de texto. Las letras se muestran en historias rimadas, con sentido y detalles en que detenerse. Creo que por eso ha sido un exitazo editorial en los últimos años. Hay varios libros nacidos a partir del original (este, para mí el mejor). A partir de él, han creado un conjunto de material adicional también muy bueno, como el de la foto (escrito en mayúsculas, lo que facilita mucho las cosas).
Y para terminar, dejadme que haga algo tan pesado como aconsejar: consumid cultura, id a las librerías, asistid a las actividades de las bibliotecas. O regamos el tejido cultural o tendremos ciudades secas.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Instantáneas #38. Octubre 2018


Lo he dicho alguna vez y hace poco lo comentaba con una compañera: octubre, noviembre y marzo son los meses de gira para un filólogo. Por eso, estas instantáneas de este mes incluyen fotos de otros lugares y caras distintos a los habituales. Ha sido un mes de lo más entretenido, que empezó así:
-Volví un fin de semana a La Rioja. Participé en el congreso Trabalengua que reunió a traductores, periodistas, guionistas y otros profesionales que trabajan escribiendo. Me hizo mucha gracia que me invitaran a conferenciar en un sofá (¡el sofá del español!), en el que compartí charla con la periodista Mar Abad y con la filóloga Elena Hernández, responsable de la cuenta RAE informa.
-Escribí en Verne-El País sobre la palabra señoro y acerca de las evocaciones de los nombres. En El País Opinión me estrené en papel con esta tribuna sobre mi visión de cómo se enseña la asignatura de lengua en Educación Primaria. Me encantará que leáis estos textos.-
-Estuvo en Sevilla Paolo Pintacuda, profesor de la Universidad de Pavía, docente invitado de la asignatura La historia del español en sus textos que impartimos mi compañero el profesor José J. Rodríguez Toro y yo. Aquí estamos los tres comiendo y charlando sobre ediciones y editores.
-Y no puedo dejar de comentaros esta maravilla que es la base de datos de nombres caballerescos que ha creado el Grupo Clarisel de la Universidad de Zaragoza: DINAM: Diccionario de Nombres del Ciclo Amadisiano. Le he dedicado mis buenos ratos a bucear entre nombres de caballeros medievales que aparecían en esas novelas que volvieron loco al Quijote. Basta poner cualquier nombre para que las evocaciones y posibilidades genealógicas se disparaten. Mirad: Agriscayo es el nombre del caballero que participa en la batalla de Fenusa contra los paganos; es hijo del conde de Urlanda y hermano de Florindín. Frandalo el Fuerte es conde de Grigentor y almirante, vasallo de Esplandián; esposo de la reina de Traramata, es padre de Hernaes, tío de Belleriz, primo de Forón y cormano de Fraudalón. ¡Qué belleza de nombres extravagantes!
En esas genealogías, con una manta y una bebida caliente, naufragaron los viejos lectores que nos precedieron; a su manera nos fueron dejando un reguero de huellas filológicas que seguir recorriendo. 
Gracias por leerme cada viernes por aquí.

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Lo he dicho alguna vez y hace poco lo comentaba con una compañera: octubre, noviembre y marzo son los meses de gira para un filólogo. Por eso, estas instantáneas de este mes incluyen fotos de otros lugares y caras distintos a los habituales. Ha sido un mes de lo más entretenido, que empezó así:
-Volví un fin de semana a La Rioja. Participé en el congreso Trabalengua que reunió a traductores, periodistas, guionistas y otros profesionales que trabajan escribiendo. Me hizo mucha gracia que me invitaran a conferenciar en un sofá (¡el sofá del español!), en el que compartí charla con la periodista Mar Abad y con la filóloga Elena Hernández, responsable de la cuenta RAE informa.
-Escribí en Verne-El País sobre la palabra señoro y acerca de las evocaciones de los nombres. En El País Opinión me estrené en papel con esta tribuna sobre mi visión de cómo se enseña la asignatura de lengua en Educación Primaria. Me encantará que leáis estos textos.-
-Estuvo en Sevilla Paolo Pintacuda, profesor de la Universidad de Pavía, docente invitado de la asignatura La historia del español en sus textos que impartimos mi compañero el profesor José J. Rodríguez Toro y yo. Aquí estamos los tres comiendo y charlando sobre ediciones y editores.
-Y no puedo dejar de comentaros esta maravilla que es la base de datos de nombres caballerescos que ha creado el Grupo Clarisel de la Universidad de Zaragoza: DINAM: Diccionario de Nombres del Ciclo Amadisiano. Le he dedicado mis buenos ratos a bucear entre nombres de caballeros medievales que aparecían en esas novelas que volvieron loco al Quijote. Basta poner cualquier nombre para que las evocaciones y posibilidades genealógicas se disparaten. Mirad: Agriscayo es el nombre del caballero que participa en la batalla de Fenusa contra los paganos; es hijo del conde de Urlanda y hermano de Florindín. Frandalo el Fuerte es conde de Grigentor y almirante, vasallo de Esplandián; esposo de la reina de Traramata, es padre de Hernaes, tío de Belleriz, primo de Forón y cormano de Fraudalón. ¡Qué belleza de nombres extravagantes!
En esas genealogías, con una manta y una bebida caliente, naufragaron los viejos lectores que nos precedieron; a su manera nos fueron dejando un reguero de huellas filológicas que seguir recorriendo. 
Gracias por leerme cada viernes por aquí.