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El tribunal estuvo compuesto por
Álvaro Octavio de Toledo, M. Jesús Torrens, Belén Almeida,
Cristina Moya y Florencio del Barrio |
Es
víspera de Madrugá y voy murmurando de fondo por la casa unos versos de un poema
que cité hace tiempo aquí (“Viernes Santo” de Javier Salvago): “La misma luna,
el mismo / perfume del naranjo / aromando las calles, / donde la vida estalla”. Los ciclos nos hacen entender el mundo, comprender los cambios de tiempo y ascenderlos,
si ello nos complace, a categoría de rito. La vida universitaria es fuertemente
cíclica: todos los septiembres empieza, todos los junios acaba; “adoptas” a un estudiante
como investigador para guiarlo en su tesis, y luego termina y ha de empezar a
buscar su lugar en el mundo. Los textos también tienen su ciclo, desde que los empiezas escribiendo ideas hasta que, una vez terminados, lo dejas dormir
unos días antes de lanzarlos a que empiecen a navegar en la lectura ajena. La
rutina, que a otros atrofia y disgusta, a mí me serena y me abraza. Me gustan los ciclos.
Hoy
miro hacia atrás y veo que este marzo ha terminado justamente con los cierres
de algunos ciclos y la apertura de otros nuevos. De los ciclos que se cierran
os doy cuenta aquí:
-La
tesis de mi discípulo Jaime González se defendió el 5 de marzo. Obtuvo un sobresaliente
cum laude y la concesión de mención internacional.
Quiero explicar, para el público no universitario que lee este blog, que esa internacionalidad se otorga si el periodo de realización de la tesis incluye una estancia prolongada en una universidad no española y si la propia defensa se hace parcialmente en una lengua no española (en el caso de Jaime, fue el francés). Cada tesis tiene su dificultad, y todas hacen sufrir a los doctorandos durante su realización. El día de la defensa es de celebración, de alegría, de satisfacciones... y es muy agradable ver que, después de la tesis, ya no tienes a un becario sino a un compañero con quien trabajar.
-Publiqué con ocasión del día 8 de marzo una tribuna de opinión en El País dedicada a las mujeres filólogas que han quedado sepultadas en nuestra memoria. La enlazo aquí.
-Dediqué las piezas
de divulgación lingüística de este mes en El País-Verne a desmontar falsedades,
como el mito de que la palabra almóndiga es recomendada por la RAE (se puede
leer aquí);
en la segunda pieza (esta),
traté de atacar otros prejuicios lingüísticos que podemos derrumbar simplemente
atendiendo a la historia del español, en concreto, mirando los nombres de los colores.
-Para terminar, una
convocatoria: el día 11 de abril impartiré por invitación de la Unión de
Correctores del Español, un seminario virtual sobre leísmo, laísmo y loísmo. Os
podéis apuntar aquí.
Buena suerte en
todos vuestros ciclos y aventuras.
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El tribunal estuvo compuesto por
Álvaro Octavio de Toledo, M. Jesús Torrens, Belén Almeida,
Cristina Moya y Florencio del Barrio |
Es
víspera de Madrugá y voy murmurando de fondo por la casa unos versos de un poema
que cité hace tiempo aquí (“Viernes Santo” de Javier Salvago): “La misma luna,
el mismo / perfume del naranjo / aromando las calles, / donde la vida estalla”. Los ciclos nos hacen entender el mundo, comprender los cambios de tiempo y ascenderlos,
si ello nos complace, a categoría de rito. La vida universitaria es fuertemente
cíclica: todos los septiembres empieza, todos los junios acaba; “adoptas” a un estudiante
como investigador para guiarlo en su tesis, y luego termina y ha de empezar a
buscar su lugar en el mundo. Los textos también tienen su ciclo, desde que los empiezas escribiendo ideas hasta que, una vez terminados, lo dejas dormir
unos días antes de lanzarlos a que empiecen a navegar en la lectura ajena. La
rutina, que a otros atrofia y disgusta, a mí me serena y me abraza. Me gustan los ciclos.
Hoy
miro hacia atrás y veo que este marzo ha terminado justamente con los cierres
de algunos ciclos y la apertura de otros nuevos. De los ciclos que se cierran
os doy cuenta aquí:
-La
tesis de mi discípulo Jaime González se defendió el 5 de marzo. Obtuvo un sobresaliente
cum laude y la concesión de mención internacional.
Quiero explicar, para el público no universitario que lee este blog, que esa internacionalidad se otorga si el periodo de realización de la tesis incluye una estancia prolongada en una universidad no española y si la propia defensa se hace parcialmente en una lengua no española (en el caso de Jaime, fue el francés). Cada tesis tiene su dificultad, y todas hacen sufrir a los doctorandos durante su realización. El día de la defensa es de celebración, de alegría, de satisfacciones... y es muy agradable ver que, después de la tesis, ya no tienes a un becario sino a un compañero con quien trabajar.
-Publiqué con ocasión del día 8 de marzo una tribuna de opinión en El País dedicada a las mujeres filólogas que han quedado sepultadas en nuestra memoria. La enlazo aquí.
-Dediqué las piezas
de divulgación lingüística de este mes en El País-Verne a desmontar falsedades,
como el mito de que la palabra almóndiga es recomendada por la RAE (se puede
leer aquí);
en la segunda pieza (esta),
traté de atacar otros prejuicios lingüísticos que podemos derrumbar simplemente
atendiendo a la historia del español, en concreto, mirando los nombres de los colores.
-Para terminar, una
convocatoria: el día 11 de abril impartiré por invitación de la Unión de
Correctores del Español, un seminario virtual sobre leísmo, laísmo y loísmo. Os
podéis apuntar aquí.
Buena suerte en
todos vuestros ciclos y aventuras.
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