Yo no lo entiendo, no sé por qué ha pasado, pero la
culpa es solo mía y la asumo aquí y ahora, públicamente: Camilo Sesto aún no
había salido en este blog.
Hoy es el día en que se subsana este error, esta
desmemoria histórica. El 16 de septiembre Camilo cumplió 70 años.
Y a mí, qué queréis que os diga, que me mola Camilo. No diré que me mola mazo,
porque eso no se dice en Andalucía, pero sí que me gusta tela. Por eso, en
homenaje a Camilo Sesto, hoy en Nosolodeyod hablamos de la palabra peluquín. Peluquín, claro, sale de
peluca. Es su diminutivo y así se definía en el primer diccionario que sacó la Real Academia Española, en el siglo XVIII: "Peluquín:
la pelúca pequeña y corta". Aunque lo mejor es la definición que daban en latín
de tan simpático objeto: Parvum capillamentum adulterinum.
Y peluca es
una de esas palabras de etimología difícil, tal vez de raíz francesa perruquet (‘lorito’, por los
funcionarios de justicia franceses, que llevaban pelucas y cuyo perfil se
asemejaba al de estos pájaros); francesa fue también la moda que trajo ese
invento a España.
¿Y qué me decís de la expresión ni hablar del peluquín? ¿Hay manera más castiza de decir que no a
algo? Al parecer, la expresión circuló con gran éxito a partir de esta canción
grabada por ¡Juanita Reina! ¡en 1942! (oídla pinchando en el vídeo) y compuesta por los mismos autores de Ojos
verdes. La lengua de la España de la posguerra da para mucho, sí.
Feliz cumple a nuestro Camilo. Nos seguimos viendo por aquí cada jueves, porque de abandonar la lectura del
blog... ni hablar del peluquín.
1 comentarios:
¡Feliz cumpleaños, Camilo! Y gracias, Lola, por brindarme otra oportunidad de aprender algo nuevo. ¡Hasta pronto! ~Shanna, EE UU
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