viernes, 7 de marzo de 2014

Ucrania en la Historia de la Lengua Española

La primera vez que estudié Geografía en el cole, aún existía la URSS; en el curso siguiente, había caído el muro de Berlín; al otro, había un conjunto de nombres de repúblicas del este nuevas. Recordaba ese cambiar del mapa al oír las alarmantes noticias sobre Ucrania en estos días. Puedo imaginarme a muchos, como yo, redescubriendo la oportunidad geográfica de ese país al mismo tiempo que asistíamos a su moderno proceso de desmoronamiento.
Si ucranio y ucraniano están en el diccionario de la RAE desde el siglo XX (1925 y 1984, respectivamente) resulta que Ucrania y Crimea dejaron su huella geográfica en la obra académica antes, ya en 1884, dentro de definiciones cuanto menos curiosas. Cimerio es un individuo que moró... (leed, leed):


y basterna es el 'individuo de un pueblo antiguo sármata que...'



Pueblos que moran, definiciones donde presumen algunos, menciones a Podolia, hoy región de Ucrania, y a Crimea, la península más codiciada del Mar Negro... Esto tiene el sabor de los diccionarios de otro tiempo, aunque sean definiciones que figuran todavía en el diccionario actual de la Academia.
Cuando miraba estos datos pensaba en lo complejo que lo tuvieron mis profesoras de Geografía para rediseñar su enseñanza del mapa de naciones europeas. Y en lo fácil que resulta ahora bucear por la red para leer hasta el último dato sobre este país en conflicto. Recordé aquella sensación escolar de tener en las enciclopedias y los diccionarios las fuentes de saber más amplias e insustituibles y cómo algo de nuestras certezas se removía cuando los sentíamos desactualizados. Sentí añoranza de esas definiciones lingüísticas del siglo XIX, perpetuadas a veces por inercia o por casualidad hasta el diccionario de hoy. Seguramente resultan enmendables e inútiles. Pero los diccionarios se humanizan con esas viejas alas de atlas y nos hacen redescubrir, sin esperarlo, la época en que escribir sobre lingüística era también, e inevitablemente, levantar la vista para mirar un poco más allá del propio horizonte. Deja tu comentario...
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La primera vez que estudié Geografía en el cole, aún existía la URSS; en el curso siguiente, había caído el muro de Berlín; al otro, había un conjunto de nombres de repúblicas del este nuevas. Recordaba ese cambiar del mapa al oír las alarmantes noticias sobre Ucrania en estos días. Puedo imaginarme a muchos, como yo, redescubriendo la oportunidad geográfica de ese país al mismo tiempo que asistíamos a su moderno proceso de desmoronamiento.
Si ucranio y ucraniano están en el diccionario de la RAE desde el siglo XX (1925 y 1984, respectivamente) resulta que Ucrania y Crimea dejaron su huella geográfica en la obra académica antes, ya en 1884, dentro de definiciones cuanto menos curiosas. Cimerio es un individuo que moró... (leed, leed):


y basterna es el 'individuo de un pueblo antiguo sármata que...'



Pueblos que moran, definiciones donde presumen algunos, menciones a Podolia, hoy región de Ucrania, y a Crimea, la península más codiciada del Mar Negro... Esto tiene el sabor de los diccionarios de otro tiempo, aunque sean definiciones que figuran todavía en el diccionario actual de la Academia.
Cuando miraba estos datos pensaba en lo complejo que lo tuvieron mis profesoras de Geografía para rediseñar su enseñanza del mapa de naciones europeas. Y en lo fácil que resulta ahora bucear por la red para leer hasta el último dato sobre este país en conflicto. Recordé aquella sensación escolar de tener en las enciclopedias y los diccionarios las fuentes de saber más amplias e insustituibles y cómo algo de nuestras certezas se removía cuando los sentíamos desactualizados. Sentí añoranza de esas definiciones lingüísticas del siglo XIX, perpetuadas a veces por inercia o por casualidad hasta el diccionario de hoy. Seguramente resultan enmendables e inútiles. Pero los diccionarios se humanizan con esas viejas alas de atlas y nos hacen redescubrir, sin esperarlo, la época en que escribir sobre lingüística era también, e inevitablemente, levantar la vista para mirar un poco más allá del propio horizonte. Deja tu comentario...

3 comentarios:

icanogar dijo...

Ucrania es también un caso clásico de metátesis, como Argelia. Un recuerdo de cuando a nuestros antepasados les costaba pronunciar algunas secuencias...

Lola Pons dijo...

¡Y en muchos de los primeros diccionarios lo escribían Ukrania, con k! (Que me parece más chulo)

Ángeles Padilla dijo...

Es la inmediatez frente a la letra escrita. Suelo comentar que asisto con asombro a la loca carrera de la historia, en los libros parecía ir más tranquilita, mi hermana se ríe. Luego bromeo, los periódicos acabarán por ser mera literatura, y entonces, resopla y se queda pensativa.

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