domingo, 26 de junio de 2011

Graduación de una nueva promoción de Filología

El viernes pasado se celebró el acto de graduación de la promoción de Filología 2006-2011 de la Universidad de Sevilla. El discurso del acto corrió a cargo del profesor Manuel Ariza. Aunque el texto poco tiene que ver con la historia de la lengua, me ha parecido interesante reproducirlo aquí (aunque fragmentariamente): es una lectura entretenida, muy propia de este tiempo prevacacional que tenemos en España y fresquita para combatir el calor.
No hice fotos: si me pasáis alguna la cuelgo.
El cultivo de la patata. Discurso
Ilmo. Sr. Decano, ilmo. equipo decanal, apreciados colegas, queridos alumnos, familias, amigos.
Quiero agradecer al decano y a los estudiantes que me hayan conferido el honor de hablaros en esta ocasión solemne. Mi charla se va a titular “el cultivo de la patata”.
Me han dicho que no debo hablar de cosas tristes ni de cosas demasiado serias. Tampoco debo hablar de algo de mi especialidad porque es una fiesta de todas las filologías, y me han dicho que tampoco debo hablar de religión ni de política. Y mi mujer me ha dicho que no hable de mi familia no sé por qué, porque tengo una familia estupenda y podría contar muchas anécdotas divertidas. Además no debo hablar de sexo ni de futbol, esto también me lo ha dicho mi mujer, que evidentemente no se fía de mí. Así es que realmente no sé de qué hablar.
Podría hablar de mí, que es un tema muy interesante e instructivo y así contestar a algunas preguntas que quizá se haya hecho algún alumno, como, por ejemplo, ¿cómo habrá llegado a catedrático un tío como este? Es pregunta que se hicieron muchas veces mis padres y que nunca he sabido contestar como no sea “pues, a lo tonto”, “porque tenía amigos en el tribunal”. (...) En fin, que no sé de qué hablar. Sé cómo hay que hacerlo, eso sí, que para eso uno tiene muchas tablas – mejor sería decir, tarimas -. El discurso tiene que estar bien estructurado, con su exposición, nudo y desenlace (por cierto, ¿alguna vez os han explicado qué es eso de nudo?) Una obra puede empezar in medias res, que es como cuando llegas tarde al cine, o cuando una novela policiaca comienza diciéndote quién es el asesino. (...) Bueno, sigo con lo mío.
Importante es el tono. Una entonación engolada, con grandes altibajos flexivos, pausas largas, interrogaciones retóricas, etc. confiere al discurso un plus de solemnidad, eso es cierto; pero, al mismo tiempo, puede resultar inapropiado si el contenido no se corresponde con ese tono solemne. Por ejemplo, si se habla del cultivo de la patata – ¿veis cómo el título tenía justificación? – y digo:
La patata (larga pausa), ¿qué es una patata? (interrogación retórica porque todo el mundo sabe qué es una patata). La patata sirve (entonación ascendente) para muchas cosas útiles (inflexión descendente). (Buche de agua). Queridos amigos (captatio benevolentiae), podría estar hablando de la pa-ta-ta (tonema acentuativo de realce con silabación enfática) durante varias horas (amenaza), etc.
Bueno, pues esto no es apropiado, ¿por qué?, pues porque no, que no tengo que estar dando explicaciones todo el tiempo. Caso distinto es que el tema fuese sobre algo elevado, como, por ejemplo, “los rascacielos”. Entonces sí. (...)
Comenté con mi mujer que iba a escribir sobre Bolonia, y me dijo que no, que era un tema muy serio y triste, entonces se me ocurrió que podría hablar del español como tercera lengua – que no sé por qué tiene que ser siempre la segunda – y me dijo que tampoco, que no debía ser un tema de clase, sobre la yod quinta, y me dijo que menos y que además no existía la yod quinta. En vista de lo cual dejé de decirle sobre lo que iba a escribir, y cuando me preguntaba, le decía que lo estaba pensando, e iba y me decía: “sí, hombre, vas a estar pensando tú, que nos conocemos”.
Así es que no sé de qué voy a hablar. Y mira que sé cosas sobre cómo hacerlo, pero nada. Así es que de nuevo recurrí a Google y tecleé “temas para un discurso de fin de carrera”. En esta ocasión solo me aparecieron 931.000 entradas. En las primeras cien mil no había nada que me interesase, así es que lo dejé. A lo mejor es que no utilizo bien los buscadores, lo que no me extraña, porque no soy muy ducho en esto de internet. Estoy en Facebook, eso sí, pero no sé cómo se utiliza. Solo sé que de vez en cuando me mandan un mensaje que dice “fulanito quiere ser tu amigo”, y le digo al facebook “pero si ya es amigo mío”. También me manda mensajes que dicen “tus amigos dicen que hace tiempo que no contactas con ellos”, o algo por el estilo, y le contesto: “ya”. Pero, vamos, que no soy muy ducho.
Es que ya soy un pelín mayor y hay cosas que me pillan desfasado. Hay colegas que utilizan en clase el power point y una cosa a la que llaman cañón, que hay que ver el nombrecito, que cuando voy a dar una conferencia y el bedel me pregunta si voy a usar el cañón, le suelo decir que no, que los alumnos parecen pacíficos, que en todo caso me conformo con una pistola de agua. Yo soy más de la tiza, a ser posible de las que echan polvo y te ponen todo perdido, que, como te pique la nariz, sales de clase hecho un cromo.
Bueno, a lo que iba. También dicen los que saben de estas cosas que es conveniente introducir algún pequeño poema que dé al discurso un toque lírico.
Esto me ha hecho pensar varios días, o al menos un rato. ¿El poema debería ser mío o de un poeta de verdad? No debe ser antiguo, para que tus alumnos no comenten eso de “ya está el Ariza con sus antiguallas”. Así es que me he decidido por recitar un poema de uno de mis poetas preferidos: Pablo Neruda. Pertenece a las “Odas elementales”. Se titula “La pareja”. Hubiese preferido recitaros otra oda, que se titula “Oda a la patata”, pero es muy larga y os podríais impacientar, así que leo la que he elegido (...)
Como habéis podido comprobar el texto no tiene nada que ver sobre el tema de mi charla, ahora bien, como mi charla no tiene tema, puedo poner el poema que me dé la gana y, además quedo la mar de bien con mi mujer, que es algo que parece que no, pero es importante
Bueno, nada más. Suerte en vuestra vida sentimental y profesional".

Un discurso muy poco convencional, ¿verdad? Deja tu comentario...
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El viernes pasado se celebró el acto de graduación de la promoción de Filología 2006-2011 de la Universidad de Sevilla. El discurso del acto corrió a cargo del profesor Manuel Ariza. Aunque el texto poco tiene que ver con la historia de la lengua, me ha parecido interesante reproducirlo aquí (aunque fragmentariamente): es una lectura entretenida, muy propia de este tiempo prevacacional que tenemos en España y fresquita para combatir el calor.
No hice fotos: si me pasáis alguna la cuelgo.
El cultivo de la patata. Discurso
Ilmo. Sr. Decano, ilmo. equipo decanal, apreciados colegas, queridos alumnos, familias, amigos.
Quiero agradecer al decano y a los estudiantes que me hayan conferido el honor de hablaros en esta ocasión solemne. Mi charla se va a titular “el cultivo de la patata”.
Me han dicho que no debo hablar de cosas tristes ni de cosas demasiado serias. Tampoco debo hablar de algo de mi especialidad porque es una fiesta de todas las filologías, y me han dicho que tampoco debo hablar de religión ni de política. Y mi mujer me ha dicho que no hable de mi familia no sé por qué, porque tengo una familia estupenda y podría contar muchas anécdotas divertidas. Además no debo hablar de sexo ni de futbol, esto también me lo ha dicho mi mujer, que evidentemente no se fía de mí. Así es que realmente no sé de qué hablar.
Podría hablar de mí, que es un tema muy interesante e instructivo y así contestar a algunas preguntas que quizá se haya hecho algún alumno, como, por ejemplo, ¿cómo habrá llegado a catedrático un tío como este? Es pregunta que se hicieron muchas veces mis padres y que nunca he sabido contestar como no sea “pues, a lo tonto”, “porque tenía amigos en el tribunal”. (...) En fin, que no sé de qué hablar. Sé cómo hay que hacerlo, eso sí, que para eso uno tiene muchas tablas – mejor sería decir, tarimas -. El discurso tiene que estar bien estructurado, con su exposición, nudo y desenlace (por cierto, ¿alguna vez os han explicado qué es eso de nudo?) Una obra puede empezar in medias res, que es como cuando llegas tarde al cine, o cuando una novela policiaca comienza diciéndote quién es el asesino. (...) Bueno, sigo con lo mío.
Importante es el tono. Una entonación engolada, con grandes altibajos flexivos, pausas largas, interrogaciones retóricas, etc. confiere al discurso un plus de solemnidad, eso es cierto; pero, al mismo tiempo, puede resultar inapropiado si el contenido no se corresponde con ese tono solemne. Por ejemplo, si se habla del cultivo de la patata – ¿veis cómo el título tenía justificación? – y digo:
La patata (larga pausa), ¿qué es una patata? (interrogación retórica porque todo el mundo sabe qué es una patata). La patata sirve (entonación ascendente) para muchas cosas útiles (inflexión descendente). (Buche de agua). Queridos amigos (captatio benevolentiae), podría estar hablando de la pa-ta-ta (tonema acentuativo de realce con silabación enfática) durante varias horas (amenaza), etc.
Bueno, pues esto no es apropiado, ¿por qué?, pues porque no, que no tengo que estar dando explicaciones todo el tiempo. Caso distinto es que el tema fuese sobre algo elevado, como, por ejemplo, “los rascacielos”. Entonces sí. (...)
Comenté con mi mujer que iba a escribir sobre Bolonia, y me dijo que no, que era un tema muy serio y triste, entonces se me ocurrió que podría hablar del español como tercera lengua – que no sé por qué tiene que ser siempre la segunda – y me dijo que tampoco, que no debía ser un tema de clase, sobre la yod quinta, y me dijo que menos y que además no existía la yod quinta. En vista de lo cual dejé de decirle sobre lo que iba a escribir, y cuando me preguntaba, le decía que lo estaba pensando, e iba y me decía: “sí, hombre, vas a estar pensando tú, que nos conocemos”.
Así es que no sé de qué voy a hablar. Y mira que sé cosas sobre cómo hacerlo, pero nada. Así es que de nuevo recurrí a Google y tecleé “temas para un discurso de fin de carrera”. En esta ocasión solo me aparecieron 931.000 entradas. En las primeras cien mil no había nada que me interesase, así es que lo dejé. A lo mejor es que no utilizo bien los buscadores, lo que no me extraña, porque no soy muy ducho en esto de internet. Estoy en Facebook, eso sí, pero no sé cómo se utiliza. Solo sé que de vez en cuando me mandan un mensaje que dice “fulanito quiere ser tu amigo”, y le digo al facebook “pero si ya es amigo mío”. También me manda mensajes que dicen “tus amigos dicen que hace tiempo que no contactas con ellos”, o algo por el estilo, y le contesto: “ya”. Pero, vamos, que no soy muy ducho.
Es que ya soy un pelín mayor y hay cosas que me pillan desfasado. Hay colegas que utilizan en clase el power point y una cosa a la que llaman cañón, que hay que ver el nombrecito, que cuando voy a dar una conferencia y el bedel me pregunta si voy a usar el cañón, le suelo decir que no, que los alumnos parecen pacíficos, que en todo caso me conformo con una pistola de agua. Yo soy más de la tiza, a ser posible de las que echan polvo y te ponen todo perdido, que, como te pique la nariz, sales de clase hecho un cromo.
Bueno, a lo que iba. También dicen los que saben de estas cosas que es conveniente introducir algún pequeño poema que dé al discurso un toque lírico.
Esto me ha hecho pensar varios días, o al menos un rato. ¿El poema debería ser mío o de un poeta de verdad? No debe ser antiguo, para que tus alumnos no comenten eso de “ya está el Ariza con sus antiguallas”. Así es que me he decidido por recitar un poema de uno de mis poetas preferidos: Pablo Neruda. Pertenece a las “Odas elementales”. Se titula “La pareja”. Hubiese preferido recitaros otra oda, que se titula “Oda a la patata”, pero es muy larga y os podríais impacientar, así que leo la que he elegido (...)
Como habéis podido comprobar el texto no tiene nada que ver sobre el tema de mi charla, ahora bien, como mi charla no tiene tema, puedo poner el poema que me dé la gana y, además quedo la mar de bien con mi mujer, que es algo que parece que no, pero es importante
Bueno, nada más. Suerte en vuestra vida sentimental y profesional".

Un discurso muy poco convencional, ¿verdad? Deja tu comentario...

6 comentarios:

Miguel Lasida dijo...

Me habían hablado muy bien del profesor Ariza, pero no sabía que era heredero de la peculiar ironía 'codornicesca', humorística y macabra. Un discurso portentoso. Gracias por compartir, Lola.

Puri Jurado dijo...

¡Sublime!

Antonio dijo...

Impresionante. Sin palabras al igual que él sin tema...

Un aplauso

Patricia Calvelo dijo...

Me encantó, todo un ejemplo. Gracias.

Anónimo dijo...

¿Quién dijo que el sentido del humor filológico era malo?
Fijo que era uno de ciencias.
Muy buen aporte.

Saludos de una filóloga urbana.

Susana dijo...

Ja, ja, ja... ¡Genial!

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