viernes, 27 de noviembre de 2009

En un idioma del mundo con gramática e historia

Pedro Salinas nació en 1891 en Madrid un día como hoy, 27 de noviembre. Durante unos años, impartió clases de Literatura Española en la Universidad de Sevilla, uno de sus alumnos fue Luis Cernuda. En esta foto aparece junto con otros personajes muy relevantes de la cultura española de la primera mitad del siglo XX, de izquierda a derecha Tomás Navarro Tomás, Ramón Menéndez Pidal, Homero Serís (de pie), Américo Castro y por último, en el extremo derecho, Pedro Salinas.

Además de los famosos poemarios que todos conocemos (Y aquello que ella me dijo / fue en un idioma del mundo / con gramática e historia), Salinas escribió muchos estudios sobre crítica literaria y preparó varias ediciones de poetas de los Siglos de Oro. No trabajó nunca de forma explícita sobre historia de la lengua, aunque sí publicó una edición modernizada del Cantar de Mio Cid con rima mantenida y recreada. Así el

De los sos oios tan fuertemientre lorando
tornaua la cabeça e estáualos catando


se hace en Salinas

Los ojos de Mio Cid mucho llanto van llorando
hacia atrás vuelve la vista y se quedaba mirándolos.

Desde 2002 contamos con el epistolario secreto del gran poeta del amor, las cartas que Pedro Salinas, ya casado, dirigió desde 1932 a 1947 a una estudiante norteamericana que conoció en España, Katherine Whitmore, que se ha dicho que fue la mujer que inspiró La voz a ti debida, y de quien el poeta se enamoró profundamente. El epistolario es de lectura muy entretenida, no sólo porque tiene su parte de poemario de amor real en prosa sino también porque da noticias de la vida de los intelectuales en la época anterior a la guerra civil y el curso de sus exilios y alguna reflexión lingüística (así, en una de las cartas, Salinas cuenta una visita a México en la que le sorprenden algunos nombres de bares -Las emociones. Cervezas y refrescos- y de productos -Matarratas “La última cena”-). También reflexiona sobre qué significa ser profesor de literatura y en qué debiera consistir el equilibrio entre la erudición y el amor por lo que se enseña:

“¿Pero se puede saber algo, digo yo, sin comprender nada, ni sentir nada? Esta gente considera la literatura como una materia cualquiera de estudio a la cual puede acercarse el primer llegado aunque sea el hombre más tosco y grosero del mundo, con tal de que encuentre papeles viejos e inútiles en un archivo, o sea capaz de trabajar como una mula catorce horas diarias. (...) Eruditos sin alma”.

Y ahora planteo a los lectores del blog la pregunta de Salinas: "¿Se puede saber algo sin comprender nada ni sentir nada?" Deja tu comentario...
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Pedro Salinas nació en 1891 en Madrid un día como hoy, 27 de noviembre. Durante unos años, impartió clases de Literatura Española en la Universidad de Sevilla, uno de sus alumnos fue Luis Cernuda. En esta foto aparece junto con otros personajes muy relevantes de la cultura española de la primera mitad del siglo XX, de izquierda a derecha Tomás Navarro Tomás, Ramón Menéndez Pidal, Homero Serís (de pie), Américo Castro y por último, en el extremo derecho, Pedro Salinas.

Además de los famosos poemarios que todos conocemos (Y aquello que ella me dijo / fue en un idioma del mundo / con gramática e historia), Salinas escribió muchos estudios sobre crítica literaria y preparó varias ediciones de poetas de los Siglos de Oro. No trabajó nunca de forma explícita sobre historia de la lengua, aunque sí publicó una edición modernizada del Cantar de Mio Cid con rima mantenida y recreada. Así el

De los sos oios tan fuertemientre lorando
tornaua la cabeça e estáualos catando


se hace en Salinas

Los ojos de Mio Cid mucho llanto van llorando
hacia atrás vuelve la vista y se quedaba mirándolos.

Desde 2002 contamos con el epistolario secreto del gran poeta del amor, las cartas que Pedro Salinas, ya casado, dirigió desde 1932 a 1947 a una estudiante norteamericana que conoció en España, Katherine Whitmore, que se ha dicho que fue la mujer que inspiró La voz a ti debida, y de quien el poeta se enamoró profundamente. El epistolario es de lectura muy entretenida, no sólo porque tiene su parte de poemario de amor real en prosa sino también porque da noticias de la vida de los intelectuales en la época anterior a la guerra civil y el curso de sus exilios y alguna reflexión lingüística (así, en una de las cartas, Salinas cuenta una visita a México en la que le sorprenden algunos nombres de bares -Las emociones. Cervezas y refrescos- y de productos -Matarratas “La última cena”-). También reflexiona sobre qué significa ser profesor de literatura y en qué debiera consistir el equilibrio entre la erudición y el amor por lo que se enseña:

“¿Pero se puede saber algo, digo yo, sin comprender nada, ni sentir nada? Esta gente considera la literatura como una materia cualquiera de estudio a la cual puede acercarse el primer llegado aunque sea el hombre más tosco y grosero del mundo, con tal de que encuentre papeles viejos e inútiles en un archivo, o sea capaz de trabajar como una mula catorce horas diarias. (...) Eruditos sin alma”.

Y ahora planteo a los lectores del blog la pregunta de Salinas: "¿Se puede saber algo sin comprender nada ni sentir nada?" Deja tu comentario...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Salinas y Cernuda son dos de mis poetas favoritos. Dentro de la generación en la que suele incluírselos, son sin duda los mejores, muy por encima, en mi opinión, de los Lorca, Aleixandre y el resto de la consabida lista.

Respecto a la pregunta, tristemente he de decir que sí, que puede saberse no sólo algo, sino cualquier cosa, sin comprenderse nada y sin sentir nada. Abundan los eruditos sin alma, y también los profesores y los maestros sin alma, y más aún los alumnos sin alma, sin voluntad y sin entusiasmo. Como en todos los demás aspectos de la vida, el alma se ha muerto y ha dejado paso a la tontería y la blandura.

BGM dijo...

Mi opinión es un poco más optimista. No niego desde luego que de todo hay y que, desgraciadamente, sí que hay personas en la universidad sin ningún tipo de interés ni motivación y que están estudiando por alguna razón que a mí aún no me queda clara. Sin embargo, he prometido que mi opinión iba a ser optimista, y por ello tengo que decir que no hay que desilusionarse y que también pueden encontrarse personas con muchísima sensibilidad, una gran capacidad y, lo más importante, entusiasmo por saber cada día un poquito más. Del mismo modo, son personas que disfrutan con su trabajo, porque estudiar, como dar clases, es un trabajo. Al otro lado del pupitre, hay profesores que nos han hecho emociarnos y los hay con los que nos quedamos embobados escuchando su clase que después comentamos y reflexionamos. Es verdad que a lo mejor no es lo que abunda, pero quiero que mi comentario sea un mensaje de esperanza: no todo está perdido, entre la masa hay seres con alma, ganas y voluntad, tanto de aprender como de transimitir lo sabido, y que si se tiene la suerte de encontrarlos, uno se llena de esperanzas y en la mente aparece el mensaje clave: ESTO MERECE LA PENA.

Lola Pons dijo...

Gracias Iván y Blanca por vuestros comentarios, tan distintos en su manera de ver las cosas. No sé si los años que os separan a uno de otro (me permito presentar a Iván, ex alumno de Historia de la Lengua del curso ¿2002? ¿2001?, ahora profesor) justifican vuestras respectivas posturas. Este blog es una muestra de que sigo creyendo que merece la pena, aunque el volumen de comentarios que llega a él sea inferior al de cualquier foro universitario que debata sobre fútbol y aunque me desespere a menudo al ver (a ambos lados del estrado) la apatía y el desinterés. Pienso en el "No te quedes inmóvil al borde del camino /no congeles el júbilo / no quieras con desgana /no te salves ahora / ni nunca" para intentar, supongo que ilusamente, que los inmóviles se muevan.

Andrés dijo...

Pienso que enfrentar la vida con optimismo es necesario y casi obligatorio, luego que el tiempo se encargue de dar o quitar razones. En nuestro trabajo, sea enseñar o aprender,es imprescindible creer en lo que se hace, sentir,saber vivirlo. De este forma conseguiremos contaguiar a los demás de aquello que nos ilusiona. Y aunque la realidad muchas veces no nos de los resultados esperados, tenemos que seguir intentándolo, seguir es lo más importante para conseguir. Porque como cantó "el Lichi": la vida es una canción que yo tarareo, y a veces es mala, a veces muy mala, y a veces un cielo....

http://www.youtube.com/watch?v=6h2vHwj5jD0

Anónimo dijo...

Si a mis años no me falla la memoria, año 2001-02. Excelente cosecha, por cierto.

Candela Martín dijo...

Pues yo me declino hacia el gran Salinas... No puedes conocer de verdad lo que no has vivido, lo que no has experimientado, no has conocido o no te has preocupado de conocer.
Dar clase de literatura sin amarla, no sólo me parece una tarea ardua, sino también descorazonadora.

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