viernes, 30 de septiembre de 2016

Presentación de "Una lengua muy larga"

Con Màrius Serra y mi editor, Joaquim Palau
Por diferentes razones, Barcelona es una ciudad muy querida en mi familia y hacía ya siete años que no la visitaba, así que me hizo mucha ilusión volver y que el motivo fuera tan emocionante como la presentación el miércoles 28 de septiembre de mi último libro, la obra divulgativa Una lengua muy larga. Cien historias curiosas sobre el español.  
La presentación fue en LAIE, una librería preciosa, con una sala dedicada a los libros, y otra planta arriba, con una luz y un encanto muy mediterráneos, donde hay una cafetería y una terraza. 
El libro fue presentado por Màrius Serra, a quien muchos recordaréis por un documentado y divertidísimo libro sobre los juegos de palabras en la historia del español (Verbalia) y me acompañaron en el público mis editores, muchos compañeros de la Universidad, amigos de Sevilla que ahora viven en Barcelona, jóvenes filólogos, seguidores del blog... Leí estos versitos malos, hechos a propósito de la presentación (los enlazo aquí).
Fue una tarde emocionante e inolvidable, que guardo en el recuerdo como otro de los regalos que me ha dado la Filología.
Quiero nombrar con toda la gratitud posible a quienes me dedicaron su tiempo ese día: mis editores, Joaquím y Álvaro Palau y su familia; Màrius Serra, que estructuró la presentación a modo de preguntas e hizo que quedase todo muy ameno y poco rancio; mis compañeras Dolors Poch y Gloria Clavería; el profesor Francisco Rico; las jóvenes filólogas Laura, Meritxell, Alba y muchas otras; mi amigo Manolo... ¡tanta gente! Gracias.  Han sido dos días inolvidables, y mi vocación se ha alimentado aún más. 
Queridos míos: FilologíaMola. Y mola tela.
Post scriptum: Como algunos me habéis dicho que no os funciona el enlace a los versos, los copio aquí al final también...
Yo tenía en un cajón
cien historias singulares
con cosas del español,
de las que cuento en los bares.
En concreto, un centenar
de cuestiones relevantes
para explicar los cambios
del español a sus hablantes.
La historia  de forma amena
de las Glosas hasta hoy:
la Academia, Juan de Mena...
(y sin nombrar a Rajoy).
Para la PH, Raphael;
para los sufijos, la mujer barbuda;
para los posesivos, Marifé
me salía en mi ayuda.
También la mamá de Marco,
El Pequeño Nicolás,
Ikea, el Cid, Alfonso El Sabio
y otra gente peculiar.
En otra historia, Felipe VI,
y más adelante, Corominas:
fíjense qué bien orquesto
lo catalán y la monarquía.
Entonces salió Palau
y dijo te lo publico
yo pensé: vas aviao
si piensas hacerte rico.
Pero mi marido me dijo
mira que es barcelonés,
fíate porque esos tipos
no regalan su parné.
[...]
Dejando un poco de lado
las cuestiones conyugales
cuando se acababa mayo
estaba el libro en la calle.
En la contraportada salen
unas frases de Francisco Rico
que agradezco en lo que valen
pues recomiendan el libro.
Uun periodista me dijo,
ufano de su sabiduría:
qué casualidad, Lola: ese de la RAE
es como el personaje de Marías
Carles Francino me entrevistó,
David Delcura, Carlos Herrera;
me sacaron en la televisión,
pero no me sentí una estrella
hasta que recibí un wasap
que decía: “Lola fíjate tú
que he visto Una lengua muy larga
en la revista Interviú”.
La chica de Gran hermano
que salía en la portada
igual no había leído mi libro
pero ella disimulaba.
En las páginas interiores
se recomendaba bien grande:
lean Una lengua muy larga
(lo de usarla, ya iba aparte).
Por eso o por lo que sea,
parece que el libro ha gustao
así que la editorial plantea
hacer en Laie un sarao.
Aunque lleve una quincena
de años como docente
lo cual, créanme, equivale
a dar clase a mucha gente,
me siguen poniendo nerviosa
esta clase de presentaciones
donde la gente está ansiosa
de sabias apreciaciones.
Alguno pensará seguro
típica andaluza graciosa
pero esto solo es un escudo
de mi cortedad más penosa.
Junto a Rico me acompaña
Marius Serra, y es un honor,
disfruté con su Verbalia
y tengo viva su Ted Talk.
Pensé: impresionarlo puedo
con una creación grandiosa;
sé que le molan un huevo
los palíndromos y esas cosas.
Pero estoy muy limitada
con esos juegos verbales
y a la gorda drogala
es palíndromo, pero... no vale.


Yo quise con esta obra
sacar la Filología a la calle,
creo que la erudición sobra
y hay que divulgar a los pares.
Explicar que el español cambia
como cualquier lengua viva
y que no hay ningún guardia
que frenar pueda esa deriva.
Perdonen si me alargo,
yo solo les quería decir
con estos versos tan malos.
Muchas gracias por venir.
Lola Pons Rodríguez
presentación de una lengua muy larga (arpa)
Barcelona, librería laie, 28 de septiembre de 2016

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Con Màrius Serra y mi editor, Joaquim Palau
Por diferentes razones, Barcelona es una ciudad muy querida en mi familia y hacía ya siete años que no la visitaba, así que me hizo mucha ilusión volver y que el motivo fuera tan emocionante como la presentación el miércoles 28 de septiembre de mi último libro, la obra divulgativa Una lengua muy larga. Cien historias curiosas sobre el español.  
La presentación fue en LAIE, una librería preciosa, con una sala dedicada a los libros, y otra planta arriba, con una luz y un encanto muy mediterráneos, donde hay una cafetería y una terraza. 
El libro fue presentado por Màrius Serra, a quien muchos recordaréis por un documentado y divertidísimo libro sobre los juegos de palabras en la historia del español (Verbalia) y me acompañaron en el público mis editores, muchos compañeros de la Universidad, amigos de Sevilla que ahora viven en Barcelona, jóvenes filólogos, seguidores del blog... Leí estos versitos malos, hechos a propósito de la presentación (los enlazo aquí).
Fue una tarde emocionante e inolvidable, que guardo en el recuerdo como otro de los regalos que me ha dado la Filología.
Quiero nombrar con toda la gratitud posible a quienes me dedicaron su tiempo ese día: mis editores, Joaquím y Álvaro Palau y su familia; Màrius Serra, que estructuró la presentación a modo de preguntas e hizo que quedase todo muy ameno y poco rancio; mis compañeras Dolors Poch y Gloria Clavería; el profesor Francisco Rico; las jóvenes filólogas Laura, Meritxell, Alba y muchas otras; mi amigo Manolo... ¡tanta gente! Gracias.  Han sido dos días inolvidables, y mi vocación se ha alimentado aún más. 
Queridos míos: FilologíaMola. Y mola tela.
Post scriptum: Como algunos me habéis dicho que no os funciona el enlace a los versos, los copio aquí al final también...
Yo tenía en un cajón
cien historias singulares
con cosas del español,
de las que cuento en los bares.
En concreto, un centenar
de cuestiones relevantes
para explicar los cambios
del español a sus hablantes.
La historia  de forma amena
de las Glosas hasta hoy:
la Academia, Juan de Mena...
(y sin nombrar a Rajoy).
Para la PH, Raphael;
para los sufijos, la mujer barbuda;
para los posesivos, Marifé
me salía en mi ayuda.
También la mamá de Marco,
El Pequeño Nicolás,
Ikea, el Cid, Alfonso El Sabio
y otra gente peculiar.
En otra historia, Felipe VI,
y más adelante, Corominas:
fíjense qué bien orquesto
lo catalán y la monarquía.
Entonces salió Palau
y dijo te lo publico
yo pensé: vas aviao
si piensas hacerte rico.
Pero mi marido me dijo
mira que es barcelonés,
fíate porque esos tipos
no regalan su parné.
[...]
Dejando un poco de lado
las cuestiones conyugales
cuando se acababa mayo
estaba el libro en la calle.
En la contraportada salen
unas frases de Francisco Rico
que agradezco en lo que valen
pues recomiendan el libro.
Uun periodista me dijo,
ufano de su sabiduría:
qué casualidad, Lola: ese de la RAE
es como el personaje de Marías
Carles Francino me entrevistó,
David Delcura, Carlos Herrera;
me sacaron en la televisión,
pero no me sentí una estrella
hasta que recibí un wasap
que decía: “Lola fíjate tú
que he visto Una lengua muy larga
en la revista Interviú”.
La chica de Gran hermano
que salía en la portada
igual no había leído mi libro
pero ella disimulaba.
En las páginas interiores
se recomendaba bien grande:
lean Una lengua muy larga
(lo de usarla, ya iba aparte).
Por eso o por lo que sea,
parece que el libro ha gustao
así que la editorial plantea
hacer en Laie un sarao.
Aunque lleve una quincena
de años como docente
lo cual, créanme, equivale
a dar clase a mucha gente,
me siguen poniendo nerviosa
esta clase de presentaciones
donde la gente está ansiosa
de sabias apreciaciones.
Alguno pensará seguro
típica andaluza graciosa
pero esto solo es un escudo
de mi cortedad más penosa.
Junto a Rico me acompaña
Marius Serra, y es un honor,
disfruté con su Verbalia
y tengo viva su Ted Talk.
Pensé: impresionarlo puedo
con una creación grandiosa;
sé que le molan un huevo
los palíndromos y esas cosas.
Pero estoy muy limitada
con esos juegos verbales
y a la gorda drogala
es palíndromo, pero... no vale.


Yo quise con esta obra
sacar la Filología a la calle,
creo que la erudición sobra
y hay que divulgar a los pares.
Explicar que el español cambia
como cualquier lengua viva
y que no hay ningún guardia
que frenar pueda esa deriva.
Perdonen si me alargo,
yo solo les quería decir
con estos versos tan malos.
Muchas gracias por venir.
Lola Pons Rodríguez
presentación de una lengua muy larga (arpa)
Barcelona, librería laie, 28 de septiembre de 2016

jueves, 22 de septiembre de 2016

Camilo Sesto en la historia de la lengua española

Yo no lo entiendo, no sé por qué ha pasado, pero la culpa es solo mía y la asumo aquí y ahora, públicamente: Camilo Sesto aún no había salido en este blog.
Hoy es el día en que se subsana este error, esta desmemoria histórica. El 16 de septiembre Camilo cumplió 70 años. Y a mí, qué queréis que os diga, que me mola Camilo. No diré que me mola mazo, porque eso no se dice en Andalucía, pero sí que me gusta tela. Por eso, en homenaje a Camilo Sesto, hoy en Nosolodeyod hablamos de la palabra peluquín. Peluquín, claro, sale de peluca. Es su diminutivo y así se definía en el primer diccionario que sacó la Real Academia Española, en el siglo XVIII: "Peluquín: la pelúca pequeña y corta". Aunque lo mejor es la definición que daban en latín de tan simpático objeto: Parvum capillamentum adulterinum. 
Y peluca es una de esas palabras de etimología difícil, tal vez de raíz francesa perruquet (‘lorito’, por los funcionarios de justicia franceses, que llevaban pelucas y cuyo perfil se asemejaba al de estos pájaros); francesa fue también la moda que trajo ese invento a España.
¿Y qué me decís de la expresión ni hablar del peluquín? ¿Hay manera más castiza de decir que no a algo? Al parecer, la expresión circuló con gran éxito a partir de esta canción grabada por ¡Juanita Reina! ¡en 1942! (oídla pinchando en el vídeo) y compuesta por los mismos autores de Ojos verdes. La lengua de la España de la posguerra da para mucho, sí.
Feliz cumple a nuestro Camilo. Nos seguimos viendo por aquí cada jueves, porque de abandonar la lectura del blog... ni hablar del peluquín.
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Yo no lo entiendo, no sé por qué ha pasado, pero la culpa es solo mía y la asumo aquí y ahora, públicamente: Camilo Sesto aún no había salido en este blog.
Hoy es el día en que se subsana este error, esta desmemoria histórica. El 16 de septiembre Camilo cumplió 70 años. Y a mí, qué queréis que os diga, que me mola Camilo. No diré que me mola mazo, porque eso no se dice en Andalucía, pero sí que me gusta tela. Por eso, en homenaje a Camilo Sesto, hoy en Nosolodeyod hablamos de la palabra peluquín. Peluquín, claro, sale de peluca. Es su diminutivo y así se definía en el primer diccionario que sacó la Real Academia Española, en el siglo XVIII: "Peluquín: la pelúca pequeña y corta". Aunque lo mejor es la definición que daban en latín de tan simpático objeto: Parvum capillamentum adulterinum. 
Y peluca es una de esas palabras de etimología difícil, tal vez de raíz francesa perruquet (‘lorito’, por los funcionarios de justicia franceses, que llevaban pelucas y cuyo perfil se asemejaba al de estos pájaros); francesa fue también la moda que trajo ese invento a España.
¿Y qué me decís de la expresión ni hablar del peluquín? ¿Hay manera más castiza de decir que no a algo? Al parecer, la expresión circuló con gran éxito a partir de esta canción grabada por ¡Juanita Reina! ¡en 1942! (oídla pinchando en el vídeo) y compuesta por los mismos autores de Ojos verdes. La lengua de la España de la posguerra da para mucho, sí.
Feliz cumple a nuestro Camilo. Nos seguimos viendo por aquí cada jueves, porque de abandonar la lectura del blog... ni hablar del peluquín.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Una tesis... ¿eso qué es lo que es?

El tribunal que juzgó la tesis nos acompaña :
Juan Carlos Conde, Inés Fernández-Ordóñez, Rafael Cano,
Juan Montero y Álvaro Octavio de Toledo
¿Que qué es una tesis? Pues en pocas palabras: una tesis es una investigación. En Letras, se parece bastante a escribir un libro. En ciencias, se parece bastante a hacer investigación aplicada y escribir un artículo.
Al acabar la licenciatura, el grado o el máster, hay quienes inician el doctorado y se lanzan a hacer la tesis. Muchos empiezan y no todos acaban. Yo defendí la mía en 2003, y la Universidad ha cambiado desde entonces, pero creo que en esto se mantiene lo fundamental: si quieres hacer una tesis, y que sea buena, hay que trabajar: muchas horas y todos los días. Por eso hay que saber organizarse. (Sobre ese asunto  ya hablé en otras entradas del blog: aquí).  Se suele tardar de 3 a 5 años y se pasa por muchas fases: odiar y amar el tema de investigación, creer que sabes del tema, creer que no sabes nada, perseguir a tu director de tesis, huir de tu director de tesis...  
Y cuento todo esto porque el 7 de septiembre se defendió la tesis doctoral de Blanca Garrido Martín, que fue la primera becaria que tuvo el proyecto Historia15, y que ha estudiado, bajo mi dirección, la Atalaya de las crónicas (1443).
Y... qué voy a decir yo: ha descubierto un nuevo manuscrito de la obra, que ha resultado ser mejor que los anteriores a efectos textuales, la ha editado, ha estudiado las variantes lingüísticas con un método sistemático, ha llegado a conclusiones reveladoras... En fin, ha redactado una tesis que fue calificada por el tribunal como "trabajo filológico global", con una parte en inglés, y que se ha ganado el cum laude y la mención de doctorado internacional.
Sé que el blog lo leen muchos becarios de investigación y doctorandos que están haciendo sus tesis y aspiran a llegar al final del recorrido. Ojalá sepan no rendirse ante todo lo que sé que ocurre haciendo una tesis: la desesperación ante ese capítulo que se atasca, las dudas al empezar a aplicar el método, los días de perderse entre la bibliografía, los momentos de inspiración total (qué bien escribo) y los instantes de escribo-peor-que-cuando-iba-al-colegio. Ojalá aprendan a trabajar con madurez y responsabilidad, a aprovechar las oportunidades que se les dan, a valorar su capacidad e incluso a parar si ven que el camino de la investigación universitaria no es el suyo. 
Esta entrada tiene su parte de nostalgia y su parte de satisfacción. Siento aún cercana mi etapa de doctoranda y, trece años después, las emociones siguen siendo las mismas, salvo que ahora me toca ocupar el otro lado de la mesa. 
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El tribunal que juzgó la tesis nos acompaña :
Juan Carlos Conde, Inés Fernández-Ordóñez, Rafael Cano,
Juan Montero y Álvaro Octavio de Toledo
¿Que qué es una tesis? Pues en pocas palabras: una tesis es una investigación. En Letras, se parece bastante a escribir un libro. En ciencias, se parece bastante a hacer investigación aplicada y escribir un artículo.
Al acabar la licenciatura, el grado o el máster, hay quienes inician el doctorado y se lanzan a hacer la tesis. Muchos empiezan y no todos acaban. Yo defendí la mía en 2003, y la Universidad ha cambiado desde entonces, pero creo que en esto se mantiene lo fundamental: si quieres hacer una tesis, y que sea buena, hay que trabajar: muchas horas y todos los días. Por eso hay que saber organizarse. (Sobre ese asunto  ya hablé en otras entradas del blog: aquí).  Se suele tardar de 3 a 5 años y se pasa por muchas fases: odiar y amar el tema de investigación, creer que sabes del tema, creer que no sabes nada, perseguir a tu director de tesis, huir de tu director de tesis...  
Y cuento todo esto porque el 7 de septiembre se defendió la tesis doctoral de Blanca Garrido Martín, que fue la primera becaria que tuvo el proyecto Historia15, y que ha estudiado, bajo mi dirección, la Atalaya de las crónicas (1443).
Y... qué voy a decir yo: ha descubierto un nuevo manuscrito de la obra, que ha resultado ser mejor que los anteriores a efectos textuales, la ha editado, ha estudiado las variantes lingüísticas con un método sistemático, ha llegado a conclusiones reveladoras... En fin, ha redactado una tesis que fue calificada por el tribunal como "trabajo filológico global", con una parte en inglés, y que se ha ganado el cum laude y la mención de doctorado internacional.
Sé que el blog lo leen muchos becarios de investigación y doctorandos que están haciendo sus tesis y aspiran a llegar al final del recorrido. Ojalá sepan no rendirse ante todo lo que sé que ocurre haciendo una tesis: la desesperación ante ese capítulo que se atasca, las dudas al empezar a aplicar el método, los días de perderse entre la bibliografía, los momentos de inspiración total (qué bien escribo) y los instantes de escribo-peor-que-cuando-iba-al-colegio. Ojalá aprendan a trabajar con madurez y responsabilidad, a aprovechar las oportunidades que se les dan, a valorar su capacidad e incluso a parar si ven que el camino de la investigación universitaria no es el suyo. 
Esta entrada tiene su parte de nostalgia y su parte de satisfacción. Siento aún cercana mi etapa de doctoranda y, trece años después, las emociones siguen siendo las mismas, salvo que ahora me toca ocupar el otro lado de la mesa. 

sábado, 3 de septiembre de 2016

¡En marcha!

Cojo un bolso de los grandes, que solo uso para la Universidad, y cargo en él algunos libros de lectura que me han acompañado este verano y que tengo que devolver a la biblioteca. Entro de nuevo en la Facultad: el antiguo edificio de la Fábrica de Tabacos sigue siendo muy fresquito en verano, la fuente salpica un poco si pasas cerca y lo hago a propósito para que me caiga alguna gota. Hace calor, y eso era igual en julio, cuando cerré la carpeta y me despedí por un mes. Empiezo a tropezarme con compañeros. Me encuentro con mi querida doctoranda Blanca Garrido, que este miércoles 7 de septiembre defiende su tesis. Las dos estamos nerviosísimas. Abro el correo electrónico y, entre mensajes que borro y otros que se guardan para leer con tiempo, hay invitaciones a charlas fuera y un par de propuestas de trabajo que me encantan. En fin: ha empezado septiembre.

Agosto ha sido un mes estupendo, que ha reunido muchos buenos ratos, playa, lectura, deporte, comidas riquísimas, orden en casa, piscina... Ahora la vuelta al cole es inevitable y toca otra marcha distinta... Se me va la cabeza a las palabras, como siempre. ¡La palabra marcha! ¡Cómo ha cambiado! Tenía hasta el siglo XVIII un sentido militar, una marcha era una expedición guerrera, marchar suponía caminar dejando huella, con fuerza. Hoy ir de marcha es en España ‘ir de fiesta’, nada de adusta disciplina castrense. Y marcharse es necesario, porque para que exista el trabajo ha de existir el descanso.
Empieza otra época, otro curso más. Y como los anteriores, siempre es distinto a ellos. Siento intriga por saber cómo serán mis nuevos alumnos, cómo resultarán mis próximas publicaciones, cómo saldrán los encuentros científicos que tengo en preparación... Vuelvo a casa andando y pensando en todas las cosas que quiero hacer. Entre ellas, seguir escribiendo en este blog y en mis redes sociales para sacar la Filología a la calle. ¿Os apetece acompañarme? ¿Nos ponemos en marcha? Estoy convencida de que voy a pasármelo bien, y no quiero estar sola en el camino. 
Bienvenido a una nueva temporada de Nosolodeyod
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Cojo un bolso de los grandes, que solo uso para la Universidad, y cargo en él algunos libros de lectura que me han acompañado este verano y que tengo que devolver a la biblioteca. Entro de nuevo en la Facultad: el antiguo edificio de la Fábrica de Tabacos sigue siendo muy fresquito en verano, la fuente salpica un poco si pasas cerca y lo hago a propósito para que me caiga alguna gota. Hace calor, y eso era igual en julio, cuando cerré la carpeta y me despedí por un mes. Empiezo a tropezarme con compañeros. Me encuentro con mi querida doctoranda Blanca Garrido, que este miércoles 7 de septiembre defiende su tesis. Las dos estamos nerviosísimas. Abro el correo electrónico y, entre mensajes que borro y otros que se guardan para leer con tiempo, hay invitaciones a charlas fuera y un par de propuestas de trabajo que me encantan. En fin: ha empezado septiembre.

Agosto ha sido un mes estupendo, que ha reunido muchos buenos ratos, playa, lectura, deporte, comidas riquísimas, orden en casa, piscina... Ahora la vuelta al cole es inevitable y toca otra marcha distinta... Se me va la cabeza a las palabras, como siempre. ¡La palabra marcha! ¡Cómo ha cambiado! Tenía hasta el siglo XVIII un sentido militar, una marcha era una expedición guerrera, marchar suponía caminar dejando huella, con fuerza. Hoy ir de marcha es en España ‘ir de fiesta’, nada de adusta disciplina castrense. Y marcharse es necesario, porque para que exista el trabajo ha de existir el descanso.
Empieza otra época, otro curso más. Y como los anteriores, siempre es distinto a ellos. Siento intriga por saber cómo serán mis nuevos alumnos, cómo resultarán mis próximas publicaciones, cómo saldrán los encuentros científicos que tengo en preparación... Vuelvo a casa andando y pensando en todas las cosas que quiero hacer. Entre ellas, seguir escribiendo en este blog y en mis redes sociales para sacar la Filología a la calle. ¿Os apetece acompañarme? ¿Nos ponemos en marcha? Estoy convencida de que voy a pasármelo bien, y no quiero estar sola en el camino. 
Bienvenido a una nueva temporada de Nosolodeyod