Conservamos 3733... versos del Cantar de Mio Cid, al que tenemos por uno de los grandes monumentos literarios del castellano y el símbolo de una decisión: la de escribir literatura en romance.
Ha aparecido varias veces en Nosolodeyod: hemos mirado la sevillana estatua de Rodrigo Díaz de Vivar a caballo, le hemos puesto cuerpo al héroe en dibujos animados, hemos comentado la adaptación en verso que hizo del Cantar el poeta Pedro Salinas y hemos mencionado algún recurso en línea que ayuda a entenderlo, como esta página de la Universidad de Texas, a la que ahora sumamos otro vínculo más, muy recomendable, Caminos del Cid, con una introducción histórica al personaje y al Cantar dirigida por el gran cidiano Alberto Montaner.
Hoy, por otro motivo, volvemos a mirar al héroe que llora. Acabo de leer un libro muy particular: ¡Mío Cid! de A. Orejudo, L, Martín y R. Reig, publicado en 2007 por la editorial 451.Re: Aquí el Cid es... otro cantar. Pasado a prosa, modernizado, lleno de humor e irreverencia, leemos en esta obra en español actualísimo tres historias sobre un Mio Cid que parte no al destierro, sino a la conquista de las Galaxias o que asiste al proceso por la afrenta de Corpes como si de una película de juicios se tratase. No sé si a D. Ramón Menéndez Pidal lo escandalizaría o divertiría leer este libro en el que el héroe no se encuentra en Burgos a una inocente niña de nuef años sino a un robot Nokia con voz de metal. Mira, mira el inicio de esta moderna versión:
“Rodrigo volvió la cabeza y con lágrimas en los ojos miró su casa por última vez. Vio las puertas con el dispositivo de seguridad desconectado y las antenas parabólicas sin cables coaxiales. Hacía esfuerzos por ser positivo, pero los presagios no le ayudaban: a la salida de Vivar se le había cruzado una corneja eléctrica por la derecha y luego, entrando en Burgos, otra por la izquierda. (...) nadie le abría la puerta. Ni siquiera el Parador Nacional. Y eso que sus hombres llamaron a voces. Intentaron incluso tirar la puerta a patadas, pero estaba blindada y no se abrió. Fue un robot doméstico Nokia, accionado a distancia por no sé qué vecino, el que se acercó a ellos con sus ruedecitas todoterreno y les informó de lo que había sucedido”.
¿Qué te parece este tipo de adaptación o modernización? ¿Dónde queda el sabor antiguo de la lengua medieval en esta clase de versiones? ¿Cómo has leído el Cantar de Mio Cid, en qué edición? ¿Nos transcribes algunos versos? Deja tu comentario...
Hoy, por otro motivo, volvemos a mirar al héroe que llora. Acabo de leer un libro muy particular: ¡Mío Cid! de A. Orejudo, L, Martín y R. Reig, publicado en 2007 por la editorial 451.Re: Aquí el Cid es... otro cantar. Pasado a prosa, modernizado, lleno de humor e irreverencia, leemos en esta obra en español actualísimo tres historias sobre un Mio Cid que parte no al destierro, sino a la conquista de las Galaxias o que asiste al proceso por la afrenta de Corpes como si de una película de juicios se tratase. No sé si a D. Ramón Menéndez Pidal lo escandalizaría o divertiría leer este libro en el que el héroe no se encuentra en Burgos a una inocente niña de nuef años sino a un robot Nokia con voz de metal. Mira, mira el inicio de esta moderna versión:
“Rodrigo volvió la cabeza y con lágrimas en los ojos miró su casa por última vez. Vio las puertas con el dispositivo de seguridad desconectado y las antenas parabólicas sin cables coaxiales. Hacía esfuerzos por ser positivo, pero los presagios no le ayudaban: a la salida de Vivar se le había cruzado una corneja eléctrica por la derecha y luego, entrando en Burgos, otra por la izquierda. (...) nadie le abría la puerta. Ni siquiera el Parador Nacional. Y eso que sus hombres llamaron a voces. Intentaron incluso tirar la puerta a patadas, pero estaba blindada y no se abrió. Fue un robot doméstico Nokia, accionado a distancia por no sé qué vecino, el que se acercó a ellos con sus ruedecitas todoterreno y les informó de lo que había sucedido”.
¿Qué te parece este tipo de adaptación o modernización? ¿Dónde queda el sabor antiguo de la lengua medieval en esta clase de versiones? ¿Cómo has leído el Cantar de Mio Cid, en qué edición? ¿Nos transcribes algunos versos? Deja tu comentario...