domingo, 30 de octubre de 2011

Y a todo esto... ¿qué es la yod?


Yod es el nombre de una letra hebrea que equivale en las lenguas semíticas a un sonido consonántico similar al que hacemos al pronunciar yo o a un sonido vocálico similar a la /i/, pero más cerrado. Por ser la décima en su alfabeto y la más pequeña también en cuanto a trazo, tiene un fuerte simbolismo en cabalística y numerología. Históricamente la letra de la yod se origina en un dibujo, el pictograma que representa la mano. (Por eso el poema de J.A. Valente “Yod” dentro de su precioso libro Tres lecciones de tinieblas, comienza La mano: en alianza la mano y la palabra).
Pero yod es algo más que el nombre de una letra hebrea...
Si una abuela desesperada llama a voces a su nieto en la plaza puede gritar: Antonioooooooo, de forma que suene casi como Antoñoooo, o sea convirtiendo n+i+o o en sonido palatal nasal (ñ) + o. Pues bien, esa /i/ que había en Antonio y que ha desaparecido en Antoño dejando a la n hecha una ñ es una yod en acción. Por una convención basada en la tradición del alfabeto semítico, llamamos yod a un sonido semivocálico o semiconsonántico, una /i/ que está en diptongo junto a otro sonido vocálico: la i de Antonio es una yod, al igual que la i de seis, viene, copia o baila.
Es importante para la historia de las lenguas procedentes del latín: las palabras que tenían una yod en latín vulgar albergaban dentro una semilla de cambio. Cuando los latinos dejaron de decir ARANEA para decir ARANIA crearon una yod, que hizo que naciese en castellano un sonido palatal que en Roma no existía, la yod de arania provocó que la n se hiciera palatal nasal y absorbiera a la yod: araña. Y hoy ya no queda yod alguna en araña, pero, escondida, sabemos que cada vez que pronunciamos esta palabra estamos saboreando a una yod, recreando su rastro como responsable de la transformación consonántica que ocurre del latín al español.
En el loco mundo de lo digital parece que la información fluye, fluye y nada se queda. Pero esta de hoy es la entrada número cien de un blog que nació dejando claro que no todo era yod en la Historia de la lengua. Si miras en el archivo del blog, a la derecha, podrás leer alguna de las viejas entradas. Tal vez las conozcas todas, y te apetece releer alguna, tal vez te acabes de incorporar y quieras ver de qué otras cosas hemos hablado en algunas de las 99 entradas previas a estas. La idea es que veas que no solo de yod... hablamos en este blog.
PD. Un beso agradecido a las abuelas que cuidan a los nietos en las plazas, creen o no nuevas yod cotidianas.
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Yod es el nombre de una letra hebrea que equivale en las lenguas semíticas a un sonido consonántico similar al que hacemos al pronunciar yo o a un sonido vocálico similar a la /i/, pero más cerrado. Por ser la décima en su alfabeto y la más pequeña también en cuanto a trazo, tiene un fuerte simbolismo en cabalística y numerología. Históricamente la letra de la yod se origina en un dibujo, el pictograma que representa la mano. (Por eso el poema de J.A. Valente “Yod” dentro de su precioso libro Tres lecciones de tinieblas, comienza La mano: en alianza la mano y la palabra).
Pero yod es algo más que el nombre de una letra hebrea...
Si una abuela desesperada llama a voces a su nieto en la plaza puede gritar: Antonioooooooo, de forma que suene casi como Antoñoooo, o sea convirtiendo n+i+o o en sonido palatal nasal (ñ) + o. Pues bien, esa /i/ que había en Antonio y que ha desaparecido en Antoño dejando a la n hecha una ñ es una yod en acción. Por una convención basada en la tradición del alfabeto semítico, llamamos yod a un sonido semivocálico o semiconsonántico, una /i/ que está en diptongo junto a otro sonido vocálico: la i de Antonio es una yod, al igual que la i de seis, viene, copia o baila.
Es importante para la historia de las lenguas procedentes del latín: las palabras que tenían una yod en latín vulgar albergaban dentro una semilla de cambio. Cuando los latinos dejaron de decir ARANEA para decir ARANIA crearon una yod, que hizo que naciese en castellano un sonido palatal que en Roma no existía, la yod de arania provocó que la n se hiciera palatal nasal y absorbiera a la yod: araña. Y hoy ya no queda yod alguna en araña, pero, escondida, sabemos que cada vez que pronunciamos esta palabra estamos saboreando a una yod, recreando su rastro como responsable de la transformación consonántica que ocurre del latín al español.
En el loco mundo de lo digital parece que la información fluye, fluye y nada se queda. Pero esta de hoy es la entrada número cien de un blog que nació dejando claro que no todo era yod en la Historia de la lengua. Si miras en el archivo del blog, a la derecha, podrás leer alguna de las viejas entradas. Tal vez las conozcas todas, y te apetece releer alguna, tal vez te acabes de incorporar y quieras ver de qué otras cosas hemos hablado en algunas de las 99 entradas previas a estas. La idea es que veas que no solo de yod... hablamos en este blog.
PD. Un beso agradecido a las abuelas que cuidan a los nietos en las plazas, creen o no nuevas yod cotidianas.

jueves, 27 de octubre de 2011

Foro Profele

Estos días hemos celebrado en la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla el II Foro de Profesionales de Español como L2 (Profele). Profesionales que se dedican actualmente a la docencia del español como lengua extranjera, al trabajo en editoriales, de investigación o de gestión académica vinculada a ELE (e. lengua extranjera) han explicado a estudiantes o recién licenciados en Filología cómo llegaron a este mundo profesional y qué posibilidades y dificultades se encontraron.
Profesores de español para extranjeros fueron Américo Castro en París, Luis Cernuda en Eaton Eastings (Oxford) o Pedro Salinas en Madrid y Santander (en esas clases comenzó la historia de amor de la que hablamos en una de las primeras entradas del blog)... También muchos historiadores de la lengua han (hemos) compatibilizado sus clases e investigación con las clases de ELE. La historia de la lengua utiliza los antiguos materiales de enseñanza de español a extranjeros (gramáticas o métodos, manualitos de conversación, diccionarios) para examinar los estados de lengua en una determinada época: qué se enseña, que se dice que está anticuado en esos manuales de ELE.
Pregunto a los lectores de este blog: ¿alguno trabaja o ha trabajado alguna vez como profesor de español como segunda lengua? ¿En alguna ocasión habéis hablado de la lengua española de otras épocas en vuestras clases? De lengua vieja y lengua extranjera, cuéntanos tu experiencia y deja tu comentanrio...
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Estos días hemos celebrado en la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla el II Foro de Profesionales de Español como L2 (Profele). Profesionales que se dedican actualmente a la docencia del español como lengua extranjera, al trabajo en editoriales, de investigación o de gestión académica vinculada a ELE (e. lengua extranjera) han explicado a estudiantes o recién licenciados en Filología cómo llegaron a este mundo profesional y qué posibilidades y dificultades se encontraron.
Profesores de español para extranjeros fueron Américo Castro en París, Luis Cernuda en Eaton Eastings (Oxford) o Pedro Salinas en Madrid y Santander (en esas clases comenzó la historia de amor de la que hablamos en una de las primeras entradas del blog)... También muchos historiadores de la lengua han (hemos) compatibilizado sus clases e investigación con las clases de ELE. La historia de la lengua utiliza los antiguos materiales de enseñanza de español a extranjeros (gramáticas o métodos, manualitos de conversación, diccionarios) para examinar los estados de lengua en una determinada época: qué se enseña, que se dice que está anticuado en esos manuales de ELE.
Pregunto a los lectores de este blog: ¿alguno trabaja o ha trabajado alguna vez como profesor de español como segunda lengua? ¿En alguna ocasión habéis hablado de la lengua española de otras épocas en vuestras clases? De lengua vieja y lengua extranjera, cuéntanos tu experiencia y deja tu comentanrio...

domingo, 23 de octubre de 2011

Jornadas Vocento El futuro en español

Recién vuelvo de viaje. El viernes 21 y el sábado 22 de octubre estuve en Logroño en la celebración de las I Jornadas Vocento sobre “El futuro en español” organizadas por www.larioja.com. Ha sido emocionante estar en La Rioja, tan cerca de los parajes hacia donde miramos cuando hablamos de los orígenes pasados del romance (como San Millán de la Cogolla, Ojacastro o Berceo) atendiendo a cuestiones sobre el presente y el futuro del español.
En el programa se reunían conferencias de Jorge Edwards, Humberto López Morales o Jon Juaristi, entre otros, con ponencias de filólogos, sociólogos, escritores, periodistas y hasta una vlogger (con v, porque no hace un blog escrito sino un blog de vídeos) como Cristtyspain. Podéis ver en esta web (una web con ñ) algunos resúmenes de prensa así como los resultados de la encuesta que sobre el uso del español en la red promovieron los organizadores. También he colgado en nuestra galería virtual algunas fotos.
Participé con el periodista Fermín Bocos y los profesores Ana Pano y Antonio Briz en una mesa sobre el tema jóvenes, nuevas tecnologías y español que llevaba el provocativo título de Escribimos como hablamos. En mi intervención (de título un poco largo: “Escondidas en las mesas, a gritos en las paredes: las palabras de la comunicación adolescente”) expuse que hay convenciones en la escritura (abreviaturas en pro de la economía pero también reduplicaciones en pro de la expresividad) tanto en los documentos medievales como en los SMS y en la escritura epistolar adolescente (no hay nada nuevo) y expuse algunas muestras de escritura adolescente no digital, esto es, literacidad adolescente "en analógico", en papel, en las que se podía observar cómo la naturaleza personal de algunos escritos de jóvenes propicia usos lingüísticos identitarios venidos de chats y SMS que no se observan en otros escritos también hechos por adolescentes donde la ortografía es estándar.
Pese al discurso generalizado socialmente de que la era digital arremete contra el idioma, el tono general de las intervenciones en las Jornadas ha sido optimista con respecto a los posibles efectos de las nuevas técnicas de comunicación sobre el español, aunque se llamó la atención continuamente sobre la necesidad de no traspasar convenciones de los géneros digitales a otros géneros donde su uso puede afectar a la imagen social del individuo.
Ahora es tiempo de preguntar: ¿eres de los que escribe los SMS o los tuits sin hurtar ni una letra o acortas absolutamente todo? ¿Empleas alguna abreviatura propia, absolutamente particular que nadie entiende? Deja tu comentario...
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Recién vuelvo de viaje. El viernes 21 y el sábado 22 de octubre estuve en Logroño en la celebración de las I Jornadas Vocento sobre “El futuro en español” organizadas por www.larioja.com. Ha sido emocionante estar en La Rioja, tan cerca de los parajes hacia donde miramos cuando hablamos de los orígenes pasados del romance (como San Millán de la Cogolla, Ojacastro o Berceo) atendiendo a cuestiones sobre el presente y el futuro del español.
En el programa se reunían conferencias de Jorge Edwards, Humberto López Morales o Jon Juaristi, entre otros, con ponencias de filólogos, sociólogos, escritores, periodistas y hasta una vlogger (con v, porque no hace un blog escrito sino un blog de vídeos) como Cristtyspain. Podéis ver en esta web (una web con ñ) algunos resúmenes de prensa así como los resultados de la encuesta que sobre el uso del español en la red promovieron los organizadores. También he colgado en nuestra galería virtual algunas fotos.
Participé con el periodista Fermín Bocos y los profesores Ana Pano y Antonio Briz en una mesa sobre el tema jóvenes, nuevas tecnologías y español que llevaba el provocativo título de Escribimos como hablamos. En mi intervención (de título un poco largo: “Escondidas en las mesas, a gritos en las paredes: las palabras de la comunicación adolescente”) expuse que hay convenciones en la escritura (abreviaturas en pro de la economía pero también reduplicaciones en pro de la expresividad) tanto en los documentos medievales como en los SMS y en la escritura epistolar adolescente (no hay nada nuevo) y expuse algunas muestras de escritura adolescente no digital, esto es, literacidad adolescente "en analógico", en papel, en las que se podía observar cómo la naturaleza personal de algunos escritos de jóvenes propicia usos lingüísticos identitarios venidos de chats y SMS que no se observan en otros escritos también hechos por adolescentes donde la ortografía es estándar.
Pese al discurso generalizado socialmente de que la era digital arremete contra el idioma, el tono general de las intervenciones en las Jornadas ha sido optimista con respecto a los posibles efectos de las nuevas técnicas de comunicación sobre el español, aunque se llamó la atención continuamente sobre la necesidad de no traspasar convenciones de los géneros digitales a otros géneros donde su uso puede afectar a la imagen social del individuo.
Ahora es tiempo de preguntar: ¿eres de los que escribe los SMS o los tuits sin hurtar ni una letra o acortas absolutamente todo? ¿Empleas alguna abreviatura propia, absolutamente particular que nadie entiende? Deja tu comentario...

martes, 18 de octubre de 2011

Recorriendo el Arqueológico

El Museo Arqueológico de Sevilla está un poco anticuado, algunas de las placas identificativas de las piezas siguen estando escritas con una vieja máquina de escribir y todo parece pedir una restauración o al menos una reactualización pronta... pero pese a ello sigue ofreciendo una gratísima visita.
Y eso hicimos el pasado martes. Dimos en el Arqueológico una clase emplazada de Historia de la lengua. Acompañados de Rodrigo Verano, del Departamento de Filología Clásica de la Universidad de Sevilla, y casi con 20 alumnos (no todos salen en esta foto, pero a todos gracias por asistir: es estimulante la respuesta) durante dos horas recorrimos la historia de la Península desde el Neolítico al dintel de Hermenegildo.
Me gusta particularmente el Arqueológico, tan distinto de otros museos relimpios y brillantes. De alguna forma en este caso el edificio se ha asimilado a la colección, más que al contrario: visitar los fondos del Paleolítico y Neolítico en un sótano se parece a la forma en que vivieron quienes, como los habitantes del suroeste de la Península, hacían en sus cuevas ídolos placa con grandes ojos soles; contemplar la reproducción del Tesoro del Carambolo en una sala oscura, donde se aloja también la que en este blog llamamos hace tiempo La diosa del primer texto, nos recuerda el hermetismo que por siglos rodeó al rico oro tartésico hasta que en los años 50 del siglo XX alguien rompió una vasija enterrada en la loma de un pueblo sevillano e hizo que entrase otra vez la luz en el reino de Argantonio; pasear por la sala de los retratos imperiales, luminosa, alta y rotunda como la arquitectura de Aníbal González, es de alguna forma también consonante con la estatua de Trajano, la hermosa cabeza de Adriano o los bustos de Galva o Marco Aurelio.
Hay, en suma, cierta coherencia (sin duda, no buscada) entre el continente y el contenido. Y nosotros, paseantes, vamos viendo cómo en una esquina de Hispania han ido variando las lenguas pero se han mantenido unas formas similares de creer en lo superior, de vivir y de amoldarse a lo nuevo.
Dejo en la Galería Flickr de nosolodeyod algunas fotos de la visita, que no será la última excursión que hagamos fuera del aula, buscando las pizarras que están lejos de las pizarras. ¿Qué pieza te gusto más o te pareció más interesante? ¿Has visitado otras exposiciones o yacimientos de arqueología? Deja tu comentario...
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El Museo Arqueológico de Sevilla está un poco anticuado, algunas de las placas identificativas de las piezas siguen estando escritas con una vieja máquina de escribir y todo parece pedir una restauración o al menos una reactualización pronta... pero pese a ello sigue ofreciendo una gratísima visita.
Y eso hicimos el pasado martes. Dimos en el Arqueológico una clase emplazada de Historia de la lengua. Acompañados de Rodrigo Verano, del Departamento de Filología Clásica de la Universidad de Sevilla, y casi con 20 alumnos (no todos salen en esta foto, pero a todos gracias por asistir: es estimulante la respuesta) durante dos horas recorrimos la historia de la Península desde el Neolítico al dintel de Hermenegildo.
Me gusta particularmente el Arqueológico, tan distinto de otros museos relimpios y brillantes. De alguna forma en este caso el edificio se ha asimilado a la colección, más que al contrario: visitar los fondos del Paleolítico y Neolítico en un sótano se parece a la forma en que vivieron quienes, como los habitantes del suroeste de la Península, hacían en sus cuevas ídolos placa con grandes ojos soles; contemplar la reproducción del Tesoro del Carambolo en una sala oscura, donde se aloja también la que en este blog llamamos hace tiempo La diosa del primer texto, nos recuerda el hermetismo que por siglos rodeó al rico oro tartésico hasta que en los años 50 del siglo XX alguien rompió una vasija enterrada en la loma de un pueblo sevillano e hizo que entrase otra vez la luz en el reino de Argantonio; pasear por la sala de los retratos imperiales, luminosa, alta y rotunda como la arquitectura de Aníbal González, es de alguna forma también consonante con la estatua de Trajano, la hermosa cabeza de Adriano o los bustos de Galva o Marco Aurelio.
Hay, en suma, cierta coherencia (sin duda, no buscada) entre el continente y el contenido. Y nosotros, paseantes, vamos viendo cómo en una esquina de Hispania han ido variando las lenguas pero se han mantenido unas formas similares de creer en lo superior, de vivir y de amoldarse a lo nuevo.
Dejo en la Galería Flickr de nosolodeyod algunas fotos de la visita, que no será la última excursión que hagamos fuera del aula, buscando las pizarras que están lejos de las pizarras. ¿Qué pieza te gusto más o te pareció más interesante? ¿Has visitado otras exposiciones o yacimientos de arqueología? Deja tu comentario...

lunes, 17 de octubre de 2011

Os presento...


¡mi web!



Espero que os guste y sea útil
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martes, 11 de octubre de 2011

No te empeñes

No te empeñes, no luches porque tú solo no puedes. Si perteneces a una institución prestigiosa, o puedes pontificar desde un medio de comunicación masivo (¡como este!) tal vez consigas cierto eco social. A lo mejor puedes crear un grupo de Facebook y empezar a generar tendencia, pero no te empeñes, no luches, porque tú solo no puedes frenar un cambio lingüístico.

En su libro Lenguaje y soledad, Ernest Gellner acuñó el sintagma el dilema de los Habsburgo, con el que se refería al hecho de que una cultura o un sistema social se defiende con más ruido y esfuerzo cuando justamente ya está llamado a morir . Lo aplicó a la casa real de los Habsburgo que perdió poco a poco cada una de las monarquías en que reinaba. Y lo podríamos aplicar también al anónimo autor del Appendix Probi.
El Appendix Probi es una lista de faltas que se incorporó como apéndice a la obra de gramática de Probo, posiblemente data del siglo V o del VI d.C. A través de las formas que se rechazan en él podemos saber cómo estaba discurriendo la evolución del llamado latín vulgar y qué cambios estaban en curso. En él se reclama, por ejemplo, que la gente diga numquam y non numqua, pero finalmente perdimos la -m y decimos nunca. Se denuncia que hay que decir stabulum non stablum pero ahora decimos establo; se conmina a decir vinea y non vinia, pero del surgimiento de esa i (¡una yod!) hemos hecho nacer viña y nos hemos olvidado del hiato vinea latino.

Voluntarioso y esforzado, el autor del Appendix Probi seguramente se enfadaba mucho al oír a sus conciudadanos perdiendo terminaciones, elidiendo vocales o dejando que se perdiera el sistema de casos... pero su empeño en defender un cambio lingüístico tan generalizado fue vano.
¿Construimos nuestro propio Appendix Probi de 2011 destinado a no ser tenido en cuenta por nadie? "Correo non mail", "bitácora non blog"... Deja tu comentario.
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No te empeñes, no luches porque tú solo no puedes. Si perteneces a una institución prestigiosa, o puedes pontificar desde un medio de comunicación masivo (¡como este!) tal vez consigas cierto eco social. A lo mejor puedes crear un grupo de Facebook y empezar a generar tendencia, pero no te empeñes, no luches, porque tú solo no puedes frenar un cambio lingüístico.

En su libro Lenguaje y soledad, Ernest Gellner acuñó el sintagma el dilema de los Habsburgo, con el que se refería al hecho de que una cultura o un sistema social se defiende con más ruido y esfuerzo cuando justamente ya está llamado a morir . Lo aplicó a la casa real de los Habsburgo que perdió poco a poco cada una de las monarquías en que reinaba. Y lo podríamos aplicar también al anónimo autor del Appendix Probi.
El Appendix Probi es una lista de faltas que se incorporó como apéndice a la obra de gramática de Probo, posiblemente data del siglo V o del VI d.C. A través de las formas que se rechazan en él podemos saber cómo estaba discurriendo la evolución del llamado latín vulgar y qué cambios estaban en curso. En él se reclama, por ejemplo, que la gente diga numquam y non numqua, pero finalmente perdimos la -m y decimos nunca. Se denuncia que hay que decir stabulum non stablum pero ahora decimos establo; se conmina a decir vinea y non vinia, pero del surgimiento de esa i (¡una yod!) hemos hecho nacer viña y nos hemos olvidado del hiato vinea latino.

Voluntarioso y esforzado, el autor del Appendix Probi seguramente se enfadaba mucho al oír a sus conciudadanos perdiendo terminaciones, elidiendo vocales o dejando que se perdiera el sistema de casos... pero su empeño en defender un cambio lingüístico tan generalizado fue vano.
¿Construimos nuestro propio Appendix Probi de 2011 destinado a no ser tenido en cuenta por nadie? "Correo non mail", "bitácora non blog"... Deja tu comentario.

sábado, 8 de octubre de 2011

Cita



De los Proverbios y cantares de Antonio Machado:





-Ya se oyen palabras viejas.
-Pues aguzad las orejas.
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De los Proverbios y cantares de Antonio Machado:





-Ya se oyen palabras viejas.
-Pues aguzad las orejas.

lunes, 3 de octubre de 2011

¿Crees en la reencarnación?

Siempre la misma historia: quienes creen en la reencarnación piensan que en la otra vida fueron Cleopatra, Octavio, Napoleón o Greta Garbo. Deberían leer la entretenida (y no más que eso) novela Maldito karma de David Safier en la que se narran las reencarnaciones de una presentadora alemana de televisión en una hormiga, un gusano y... (¡no cuento más!, ¡lee!).

El karma es un concepto religioso indio, en el diccionario de la RAE lo definen como: ‘energía derivada de los actos que condiciona cada una de las sucesivas reencarnaciones, hasta que se alcanza la perfección’. Es una palabra del sánscrito (lengua ya muerta de la India) que ha llegado al español a través del inglés y que se incorporó muy recientemente (después de 1992) al diccionario académico.
En la historia de la lengua también hay formas lingüísticas que mueren y luego reaparecen convertidas en otra cosa. A este modelo de comportamiento no lo llamamos reencarnación, sino, siguiendo la propuesta del académico P. Álvarez de Miranda poligénesis temporal, y un ejemplo lo tenemos en las palabras azafata y deporte. Azafata era un término que se empleaba en la Edad Media para aludir a las camareras de la reina, que portaban un azafate ‘canastillo’ mientras las reinas se vestían. Cuando surge la navegación aérea, para traducir el inglés stewardess ‘mayordoma’ se emplea azafata (frente a la creación léxica por compuesto, propia del español de América: aeromoza). Por su parte, deporte (o depuerto) se empleaba en la Edad Media con el significado de ‘entretenimiento, solaz’ y muy posteriormente sirvió para traducir al inglés sport.
Fíjate en estas palabras del español ya muertas: cras ('mañana'), alfóncigo ('pistacho'), adufe ('pandero'), miga ('escuela de niñas'), ý ('allí') ¿las resucitarías o las reencarnarías con algún significado nuevo? ¿Qué palabra perdida harías que se reencarnase en otra cosa? Cuida de tu karma, inventa un poco y deja tu comentario.
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Siempre la misma historia: quienes creen en la reencarnación piensan que en la otra vida fueron Cleopatra, Octavio, Napoleón o Greta Garbo. Deberían leer la entretenida (y no más que eso) novela Maldito karma de David Safier en la que se narran las reencarnaciones de una presentadora alemana de televisión en una hormiga, un gusano y... (¡no cuento más!, ¡lee!).

El karma es un concepto religioso indio, en el diccionario de la RAE lo definen como: ‘energía derivada de los actos que condiciona cada una de las sucesivas reencarnaciones, hasta que se alcanza la perfección’. Es una palabra del sánscrito (lengua ya muerta de la India) que ha llegado al español a través del inglés y que se incorporó muy recientemente (después de 1992) al diccionario académico.
En la historia de la lengua también hay formas lingüísticas que mueren y luego reaparecen convertidas en otra cosa. A este modelo de comportamiento no lo llamamos reencarnación, sino, siguiendo la propuesta del académico P. Álvarez de Miranda poligénesis temporal, y un ejemplo lo tenemos en las palabras azafata y deporte. Azafata era un término que se empleaba en la Edad Media para aludir a las camareras de la reina, que portaban un azafate ‘canastillo’ mientras las reinas se vestían. Cuando surge la navegación aérea, para traducir el inglés stewardess ‘mayordoma’ se emplea azafata (frente a la creación léxica por compuesto, propia del español de América: aeromoza). Por su parte, deporte (o depuerto) se empleaba en la Edad Media con el significado de ‘entretenimiento, solaz’ y muy posteriormente sirvió para traducir al inglés sport.
Fíjate en estas palabras del español ya muertas: cras ('mañana'), alfóncigo ('pistacho'), adufe ('pandero'), miga ('escuela de niñas'), ý ('allí') ¿las resucitarías o las reencarnarías con algún significado nuevo? ¿Qué palabra perdida harías que se reencarnase en otra cosa? Cuida de tu karma, inventa un poco y deja tu comentario.