Yod es el nombre de una letra hebrea que equivale en las lenguas semíticas a un sonido consonántico similar al que hacemos al pronunciar yo o a un sonido vocálico similar a la /i/, pero más cerrado. Por ser la décima en su alfabeto y la más pequeña también en cuanto a trazo, tiene un fuerte simbolismo en cabalística y numerología. Históricamente la letra de la yod se origina en un dibujo, el pictograma que representa la mano. (Por eso el poema de J.A. Valente “Yod” dentro de su precioso libro Tres lecciones de tinieblas, comienza La mano: en alianza la mano y la palabra).
Pero yod es algo más que el nombre de una letra hebrea...
Si una abuela desesperada llama a voces a su nieto en la plaza puede gritar: Antonioooooooo, de forma que suene casi como Antoñoooo, o sea convirtiendo n+i+o o en sonido palatal nasal (ñ) + o. Pues bien, esa /i/ que había en Antonio y que ha desaparecido en Antoño dejando a la n hecha una ñ es una yod en acción. Por una convención basada en la tradición del alfabeto semítico, llamamos yod a un sonido semivocálico o semiconsonántico, una /i/ que está en diptongo junto a otro sonido vocálico: la i de Antonio es una yod, al igual que la i de seis, viene, copia o baila.
Es importante para la historia de las lenguas procedentes del latín: las palabras que tenían una yod en latín vulgar albergaban dentro una semilla de cambio. Cuando los latinos dejaron de decir ARANEA para decir ARANIA crearon una yod, que hizo que naciese en castellano un sonido palatal que en Roma no existía, la yod de arania provocó que la n se hiciera palatal nasal y absorbiera a la yod: araña. Y hoy ya no queda yod alguna en araña, pero, escondida, sabemos que cada vez que pronunciamos esta palabra estamos saboreando a una yod, recreando su rastro como responsable de la transformación consonántica que ocurre del latín al español.
En el loco mundo de lo digital parece que la información fluye, fluye y nada se queda. Pero esta de hoy es la entrada número cien de un blog que nació dejando claro que no todo era yod en la Historia de la lengua. Si miras en el archivo del blog, a la derecha, podrás leer alguna de las viejas entradas. Tal vez las conozcas todas, y te apetece releer alguna, tal vez te acabes de incorporar y quieras ver de qué otras cosas hemos hablado en algunas de las 99 entradas previas a estas. La idea es que veas que no solo de yod... hablamos en este blog.
PD. Un beso agradecido a las abuelas que cuidan a los nietos en las plazas, creen o no nuevas yod cotidianas.
Pero yod es algo más que el nombre de una letra hebrea...
Si una abuela desesperada llama a voces a su nieto en la plaza puede gritar: Antonioooooooo, de forma que suene casi como Antoñoooo, o sea convirtiendo n+i+o o en sonido palatal nasal (ñ) + o. Pues bien, esa /i/ que había en Antonio y que ha desaparecido en Antoño dejando a la n hecha una ñ es una yod en acción. Por una convención basada en la tradición del alfabeto semítico, llamamos yod a un sonido semivocálico o semiconsonántico, una /i/ que está en diptongo junto a otro sonido vocálico: la i de Antonio es una yod, al igual que la i de seis, viene, copia o baila.
Es importante para la historia de las lenguas procedentes del latín: las palabras que tenían una yod en latín vulgar albergaban dentro una semilla de cambio. Cuando los latinos dejaron de decir ARANEA para decir ARANIA crearon una yod, que hizo que naciese en castellano un sonido palatal que en Roma no existía, la yod de arania provocó que la n se hiciera palatal nasal y absorbiera a la yod: araña. Y hoy ya no queda yod alguna en araña, pero, escondida, sabemos que cada vez que pronunciamos esta palabra estamos saboreando a una yod, recreando su rastro como responsable de la transformación consonántica que ocurre del latín al español.
En el loco mundo de lo digital parece que la información fluye, fluye y nada se queda. Pero esta de hoy es la entrada número cien de un blog que nació dejando claro que no todo era yod en la Historia de la lengua. Si miras en el archivo del blog, a la derecha, podrás leer alguna de las viejas entradas. Tal vez las conozcas todas, y te apetece releer alguna, tal vez te acabes de incorporar y quieras ver de qué otras cosas hemos hablado en algunas de las 99 entradas previas a estas. La idea es que veas que no solo de yod... hablamos en este blog.
PD. Un beso agradecido a las abuelas que cuidan a los nietos en las plazas, creen o no nuevas yod cotidianas.