Como todos los niños españoles de mi generación, yo pensaba que el trineo de Papá Noel sólo podía circular por países nórdicos nevados, así que mis cartas se dirigían exclusivamente a los Reyes Magos. Creo recordar que en mi mente de niña los Reyes no tenían otra individualidad que su nombre, viajaban juntos, ponían los juguetes juntos y tiraban caramelos de la misma forma. Fue años después, en las clases de Historia de la Lengua, cuando aprendí que para un desconocido hombre medieval del
siglo XII, anónimo escritor de una obra de teatro en verso sobre los Reyes Magos, cada uno de los reyes tenía su propio carácter. En el
Auto de los Reyes Magos, la primera pieza teatral conocida escrita en castellano, los tres reyes ven la estrella
y deciden seguirla, y, en sus parlamentos, muestran su distinta personalidad:
Melchor es el el astrólogo, el más intelectual y culto de los personajes;
Gaspar es un personaje de acción, más decidido en sus parlamentos y el rey
Baltasar el más incrédulo de los tres. Es uno de esos textos tempranos rodeados de oscuridad por las circunstancias en que se ha conservados y sus rasgos lingüísticos (¿influencia mozárabe, gascona?): el propio nombre de
Auto de los RRMM le fue asignado por Menéndez Pidal ya que es un texto copiado en los folios en blanco que sobraron en un códice hallado en
Toledo y compuesto de textos religiosos. Dice uno de los reyes:
Oro, mir[r]a i acenso a el ofrecremos
si fure rey de t[i]erra, el oro querá
si fure omne mortal, la mira tomará,
si rei celestrial, estos dos dexara
tomara el enceso quel pertenecera
Como otros niños, yo también tenía mi Rey Mago, que era Baltasar. Como mi rey mago preferido, el Auto es uno de mis textos favoritos de esa época primera de los romances peninsulares. ¿Tenéis alguno vosotros? Que los Reyes Magos os sorprendan mañana...
Como todos los niños españoles de mi generación, yo pensaba que el trineo de Papá Noel sólo podía circular por países nórdicos nevados, así que mis cartas se dirigían exclusivamente a los Reyes Magos. Creo recordar que en mi mente de niña los Reyes no tenían otra individualidad que su nombre, viajaban juntos, ponían los juguetes juntos y tiraban caramelos de la misma forma. Fue años después, en las clases de Historia de la Lengua, cuando aprendí que para un desconocido hombre medieval del
siglo XII, anónimo escritor de una obra de teatro en verso sobre los Reyes Magos, cada uno de los reyes tenía su propio carácter. En el
Auto de los Reyes Magos, la primera pieza teatral conocida escrita en castellano, los tres reyes ven la estrella
y deciden seguirla, y, en sus parlamentos, muestran su distinta personalidad:
Melchor es el el astrólogo, el más intelectual y culto de los personajes;
Gaspar es un personaje de acción, más decidido en sus parlamentos y el rey
Baltasar el más incrédulo de los tres. Es uno de esos textos tempranos rodeados de oscuridad por las circunstancias en que se ha conservados y sus rasgos lingüísticos (¿influencia mozárabe, gascona?): el propio nombre de
Auto de los RRMM le fue asignado por Menéndez Pidal ya que es un texto copiado en los folios en blanco que sobraron en un códice hallado en
Toledo y compuesto de textos religiosos. Dice uno de los reyes:
Oro, mir[r]a i acenso a el ofrecremos
si fure rey de t[i]erra, el oro querá
si fure omne mortal, la mira tomará,
si rei celestrial, estos dos dexara
tomara el enceso quel pertenecera
Como otros niños, yo también tenía mi Rey Mago, que era Baltasar. Como mi rey mago preferido, el Auto es uno de mis textos favoritos de esa época primera de los romances peninsulares. ¿Tenéis alguno vosotros? Que los Reyes Magos os sorprendan mañana...