Una ciudad puede ser vista como un gran texto desplegado entre plazas,
callejones, avenidas y alamedas, con mensajes escritos en los grandes
escaparates de multinacionales, en las paredes llenas de grafitis y en frágiles
carteles particulares pegados a un árbol. Paseamos por la ciudad hablando y, sin darnos cuenta, no paramos de leer. Yo quise hacer una fotografía lingüística del lugar en que habito, y el resultado ha sido este libro que acaba de salir:
Lola Pons Rodríguez (2012): El paisaje lingüístico de Sevilla. Lenguas y
variedades en el escenario urbano hispalense. Diputación de Sevilla. Sección
Ciencias Sociales 25, ISBN 978-84-7798-332-2, 312 páginas, 18 euros. Purchase/ Compra: aquí
Es una obra sobre sociolingüística urbana, conciencia lingüística y lingüística de la migración en la que se cuantifican, describen y explican las lenguas distintas del
español y variedades distintas del estándar que pueden encontrarse en Sevilla
hoy, utilizando las técnicas y métodos de interpretación de los estudios sobre
linguistic landscape.
La Diputación Provincial de Sevilla premió este libro con el galardón de
Archivo Hispalense 2011, y Rodrigo Trinidad Araújo ha coordinado con
detenimiento la edición de un libro visualmente muy atractivo (tiene 200 fotos)
pero de maquetación compleja. Le agradezco su ayuda. Y a vosotros, que me leéis y
que sabéis que este es un proyecto que empecé hace ya tres años, os doy las
gracias. Espero que guste y que sea útil.
8 comentarios:
¡Enhorabuena, Lola!
Es una forma muy interesante de ver una ciudad, y es aún más atrayente en un lugar como Sevilla.
Felicidades.
Felicidades Lola,
me alegro muchísimo por tu publicación. Aún recuerdo la mañana de hace más o menos un año en que llegaste tan contenta porque te habían dado el premio y en lugar de dar clase nos fuimos a la cafetería. Fue muy divertido.
Espero que todo te siga yendo igual de bien siempre. Igual que entonces e igual que ahora.
Saludos.
Pepelu.
Me acuerdo del día en que te dieron el premio. Estábamos a las nueve de la mañana en el aula, antes de la clase de Historia de la Lengua cuando apareciste y nos diste la noticia, ¿te acuerdas? Nos invitaste a todos a desayunar y lo celebramos así toda la clase en la cafetería.
Por cierto, Lola, de la misma forma que las lenguas van cambiando, entiendo que también va variando el paisaje lingüístico de la ciudad,¿es así?. Por tanto, supongo que lo que este libro describe es el estado actual del paisaje lingüístico, que estará determinado por las circunstancias sociales de hoy. ¿Crees que sería posible estudiar el paisaje lingüístico desde un punto de vista diacrónico? Entiendo que si se indaga en el pasado, solo se puede llegar hasta donde los testimonios gráficos lo permiten. Pero, ¿podría ser tu libro un punto de partida para futuros estudios sobre la diversidad lingüística en las calles de la ciudad?
Enhorabuena
Antonio
Gracias a vosotros por recordarme ese momento tan simpático en que perdimos una clase a causa del paisaje lingüístico... Efectivamente, dentro de 20 años es previsible que sea otro el paisaje de la ciudad (de hecho yo ya he observado líneas preciosas de cambio desde que hice las fotos en 2010-11 hasta ahora que ha salido el libro). En la propia obra se pueden ver fotos de cómo era Sevilla antes (un ejemplo, en la portada: La Campana) y cómo ha variado ahora. Y sí, hay sorpresas.
Enhorabuena Lola, con muchas ganas de leerlo ya. Un ejemplo de lo que habla Antonio, y que duele ver, podría ser el de la librería Antonio Machado que estaba en la calle Álvarez Quintero. Esta librería fue fundada por Alfonso Guerra y por su mujer, Carmen Reina, a finales de los setenta. También entonces su letrero publicitario cambió mucho el paisaje lingüístico de Sevilla, siendo algo muy significativo de los tiempos que se estaban viviendo. La librería fue objeto de muchos atentados en sus primeros años, apareciendo pintadas fascistas y de otra índole que intentaban cambiar su paisaje lingüístico, y que también seguían diciéndonos mucho de los tiempos que se vivían. Con el paso de los años llegó la "estabilidad" y los ánimos se calmaron contra ella. Se calmaron los ánimos pero no los mercados,y los nuevos tiempos dieron su protagonismo a las grandes superficies comerciales, quienes también cambiaron mucho el paisaje lingüístico de la ciudad y fueron relegando a un segundo o tercer plano a negocios tan románticos y poco fructíferos como este, teniendo su supervivencia los días contados. Aún así, aguantó bastante, pero irremediablemente llegó su cierre. Los nuevos propietarios del local mantuvieron el letrero de la desaparecida librería, quizás como un detalle de cariño hacia lo que una vez fue parte de la cultura de nuestra ciudad. Últimamente he notado que ha desaparecido el nombre del poeta de la fachada, aunque aún se mantiene el de "librería", no sé a qué será debido este nuevo cambio lingüístico en su paisaje pero espero que no quiera decirnos nada acerca de los tiempos que estamos viviendo porque sería muy triste. Un saludo Lola, y gracias por darnos libros como este.
Has dado con una debilidad mía, aunque no sea paisaje lingüístico multilingüe como el que me ha interesado en mi libro. Esas capas diacrónicas de permanencia de rotulación pública (como las pintadas de "No fijar carteles multa 500 pesetas) que nos hacen sentir peritos en calles.
muy interesante el libro. Por afición voy fotografiando las curiosidades o "faltas" que encuentro en carteles o anuncios faroleros, tanto en Sevilla como en mi ciudad, y me llevo grandes sorpresas. Realmente es muy interesante. Un saludo y enhorabueno, añado tu libro a la lista de deseos.
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