Pese
a este virtuoso título, no voy a exponer los provechos de zurcir y bordar con
escenario campestre. Me refiero a otra cosa: a mediados de septiembre, durante
una semana, un grupo de profesores de Filología y de alumnos de la Universidad
Autónoma de Madrid, dirigidos por la profesora Inés Fernández-Ordóñez, se infiltraron
en el campo andaluz, entre las provincias de Cádiz, Sevilla y Málaga, con el
objetivo de hacer encuestas para un corpus muy útil: el COSER o Corpus Sonoro
del Español Rural (aquí dejo un par de fotos que me han pasado Carlota de
Benito y Mónica Castillo, integrantes del equipo de esta campaña).
El equipo de entrevistadores de la última campaña de COSER |
El COSER es un corpus oral que se comenzó a reunir
en el año 1990. En él se selecciona habitualmente a hablantes de avanzada edad a
los que se pregunta sobre su niñez, la vida de antes en el campo y otros temas
que los hacen charlar para que salgan a su amor las grandezas lingüísticas
escondidas en nuestras zonas rurales, arcaísmos que desaparecerán al tiempo que
sus propios hablantes. La web del COSER (que os recomiendo visitar)
nos muestra hallazgos valiosísimos de las campañas hechas en el centro y norte
de España. Aún tendremos que esperar a que las encuestas hechas en Andalucía se
ofrezcan públicamente, pero de momento ya se han filtrado algunos de los hallazgos que se han localizado y grabado la semana pasada: los
paradigmas verbales de ustedes vais,
ustedes van, los “bemos venido” (de habemos)... Lo de hacer encuestas tiene
su parte cansada y enojosa (el propio viaje, encontrar un informante dispuesto
a colaborar, convencerlo, dirigir la entrevista) pero también su otro lado
delicioso: abrir la caja de la lengua para encontrar tesoros que confirman o
tambalean nuestras certezas previas, y hacerlo no a través de la lectura silenciosa
y encerrada de textos sino mediante la charla amena con alguien mayor de la
España rural.
Hace
tiempo os dije en una entrada la frase que me soltó un señor de mi pueblo:
Nosotros decimos se acabó, ustedes la
gente nueva decís se ha terminado. Yo
le di la razón y recordé lo del crecimiento moderno del pretérito perfecto
compuesto en el español de España. Otro me saludó en una mañana fresca con Hoy
va hacer bueno, porque hay blandura, y tal blandura (ver última acepción en el
DRAE),
la palabra que jamás he usado, me dejó el tacto de la tierra colorá del Aljarafe de
Sevilla en la mano. Y eso es un regalo de la gente de la España rural, que no
imaginarán nunca la valía de sus palabras para el investigador universitario. Y
tú, ¿qué palabras y formas sintácticas aprendiste en el campo? Deja tu comentario...
Un informante rodeado de investigadoras |
14 comentarios:
Una de mis palabras preferidas aprendida en un pueblecito malagueño es "peal" y se usa para designar a la alúa. Hace ya unos cuantos años, cuando el profesor de sociolingüística andaluza nos preguntó cómo se le llamaban a las hormigas con alas en nuestros pueblos, muchos alumnos creyeron que se estaba quedando con nosotros, que esas hormigas ni siquiera existían jejejeje.
Tengo una grabación impagable. Se hizo hace unos 15 años en un pueblecito de la provincia de Málaga. El informante era de los que aún decía "vide" por "vi". Aparecen términos como "dilicuentes" (delincuentes), "abreviar" (abrebar), "vetualla" (avituallas), etc.
Mi abuela es de las que dice medecina, juegal (jugar) Recuerdo mi abueno y sus andalias. Son cosas más normales. Léxico propio de la Sierra de Segura no me acuerdo muy bien. Pero si recuerdo cuando dijo una vez, a modo de lamento, que en su pueblo (Canalejas, ya no existe)no sabían hablar, decían truje por traje (de traer). Si supiera que esa forma era normal en el siglo XVI...
No son voces exclusivas de mi pueblo, pero mi abuela aún tiene un “aljibe” en su casa del que sacamos agua para regar los “arriates”.
El campo y la mar fueron hace bastantes años el sustento de mi familia. En el campo bebía agua fresquita del “búcaro”, por la mañana bien temprano veía las plantas cubiertas por la “rociá”, cargaba los “serones” que transportaban la mercancía en la vespino, cuando terminaba la jornada “daba de mano” y era frecuente toparse por allí con “bichas” y “salamanquesas”.
En verano, usaba un “cedazo” para pescar “mojarras” y “tapaculos”.
Con la bajamar, mi padre me enseñaba a poner sal en unos peculiares orificios que había en la arena húmeda, de esta forma cogíamos “muergos” (navajas), que salían en busca de la sal cuando nos apartábamos para evitar que nuestra propia sombra asustara al molusco.
Por cierto Lola, me llama la atención tu comentario acerca del crecimiento moderno del uso del pretérito perfecto compuesto; cuando mi abuela no oye bien lo que alguien ha dicho en un pasado reciente siempre pregunta “¿Qué dijo?”, pero nunca “¿Qué ha dicho?”
Cuántos buenos recuerdos me trae esta entrada y cuánto me gusta seguir usando estas voces cuando voy a mi tierra.
Un abrazo.
Dicen que son los olores los que mejor nos evocan la infancia, pero yo estoy en que son las palabras. Qué bonito, Antonio, eso que dices del perfecto compuesto... Ah, y lo de truje también lo he oído. Bendita morfología verbal conservadora de nuestros abuelos. Qué estándares que somos nosotros...
Recuerdo con gran cariño esas mañanas de sábado en las que mi abuelo me invitaba a "tejeringos" (churros) que "trujía" (traía) de "las niñas de la carretera" (churrería más cercana que estaba al otro lado de la carretera donde vivían mis abuelos). Hoy mis abuelos ya no están y esas palabras, al decirlas o escribirlas, me traen unos bonitos recuerdos que me hacen sonreír entre lagrimillas.
Buena tarde de domingo a todos
Lo cierto es que mi caso es diferente, puesto que la gran parte de mi familia es del País Vasco, y aquellos que viven en un entorno rural pertenecen a Aramaiona (un pueblo que pertenece a Mondragón)Vitoria Gazteiz. Por lo que la gran mayoría de palabras que utilizan están relacionadas con el euskera.
Y en cuanto a la parte rural de Andalucía, la palabra que más me ha llamado la atención y que me decía la persona que me cuidaba cuando era chica es "cascabullo" (para referirse a los capullos de los gusanos de seda).
Que terminen de pasar un agradable domingo.
Pues yo tengo tres formas que me llevan sin remedio a tánto recuerdo, como dice Lola, de mi niñez en un pueblo de la Rioja, en las estribaciones de la Sierra de Cameros, cerca de la subida al puerto de Piqueras: Nalda.
Hacia los años 1950 era usual decir 'mucho caro' o 'mucho cerca'en el que hoy adivino el ant.'muito'. Un procedimiento usual para reirse de otro 'chiguito'(chico)era señalarle por las calles con el dedo indice diciéndole 'helo, helo, helo' que hoy me lleva al siglo XV. Y para acabar recuerdo que los mayores, para indicarnos que nos apartáramos de un lugar nos decían 'chiguitos aibarsus d'ahi', donde se puede ver el verbo abarse en imperativo de 2ª pl. Muchos saludos y feliz curso a todos
Vivimos en un pequeño pueblo de Castilla-La Mancha. Durante años ha sido un privilegio estar en contacto con personas que vivían en perfecta simbiosis con el medio y me he sentido en muchas ocasiones como una espectadora de estos "parroquianos" tan del "terruño", tan áridos como el paisaje, y tan espontáneos,al mismo tiempo. Nos hemos reído con ellos y con sus "palabros", sus "diarreras" , "esbaradrapos" (esparadrapos), "medecinas".... Hemos aprendido del clima: "¡Uy, hoy el día está "de mudo"! para explicar esos días de clima incierto; o hemos participado de us enfados: ¡Ay "copón"!, en una expresión que engloba una infinidad de emociones y de la que echan mano muy a menudo.... Y es que "!miá tú!" lo que puede dar de sí la vida en un pequeño pueblo.....
El "esbaradrapo" que comenta Paloma me trae a la memoria la atracción paronímica en el caso de "esparatrapo". "Mondarina" me parece otra analogía preciosa.
Saludos.
Lola, no sé si del campo o de la ciudad, a lo mejor solo sevillanas, caer por tirar, "niño, no caigas el vaso", el partitivo "unas pocas de personas", el cambio de género "un coca-cola", el famoso "fueraparte". Sí es campero llamar al encargado de una finca "entregao" y "aperaor", que vendrá de apero; al pequeño agricultor "mayete, mayeta y mayetón", no sé si con y o con doble ele, la primera denominación con simpatía y menos las otras dos; decir de unas tierras que son "yerbunas", por su facilidad para criar malas hierbas; los términos gastronómicos "berza", de Jerez, creo y "pipirrana", de Jaén, quizá no solo camperos ambos. Y un dicho inequívocamente campero es "la bina -labor de arado- de san Andrés -30 de noviembre- vale por tres"; para combatir las yerbunas, entre otras cosas. Saludos.
He encontrado este blog en un intento de, después de dos clases de Historia del Español de segundo curso, entender qué narices es la yod.
Lo que es la yod, me ha quedado clarísimo, pero tengo la sensación de que eso era lo de menos, de que el resto de decenas de entradas no tendrán desperdicio alguno.
De entre todas las que gastaba mi abuela (natural de Belvís de la Jara, Toledo), elijo, con todo mi cariño, "ESTEZAR": "Niñas, acabo de colocar el sofá y ya estáis estezando".
Aparece en el DRAE con distintas acepciones, pero ninguna que se ajuste al significado que ella le daba. Cuando nos pedía (u ordenaba) que dejasemos de estezar, quería decir que dejasemos de jugar, saltar o simplemente revolcarnos por el sofá.
Un saludo, y muchas gracias.
Gracias por pasarte por aquí,y por el ejemplo. No olvides preguntar para la entrevista a Blecua...
En Canarias seguimos diciendo "se acabó" en lugar de "se ha terminado", aunque la forma del pretérito perfecto compuesto esté imponiéndose de manera acelerada
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