viernes, 30 de julio de 2010

Con yod en la playa

Algunos se escapan hoy de la ciudad a pasar fuera el mes de agosto mientras en los coches se queman al sol las consonantes implosivas (finales de sílaba o palabra que tienden a alterarse entre buena parte de los hablantes de español) según se ve en la viñeta de Forges de El País de hoy.
En la playa, nadie pensará de dónde sale esta palabra si en latín se decía COSTA. Para Corominas, la forma venía del latín tardío PLAGIA, helenismo que significaba ‘lado, costado’. Para sostener su hipótesis utilizaba entre otros convincentes argumentos una frase que bien podría ser una pareja de versos eneasílabos: “La playa es el costado del mar, como lo es también de la tierra”. La palabra era poco usada en la Edad Media, donde se practicaban más los baños en los ríos, como nos recuerdan los versos de Jorge de Montemayor (1520-1561):
Sobre el arena sentada
de aquel río la vi yo
do con el dedo escribió
antes muerta que mudada
Miren amor lo que ordena
que un hombre llegue a creer
cosas dichas por mujer
y escritas sobre el arena.

El blog cierra unas semanas. Abrimos de nuevo a finales de septiembre, con más contenidos y algunas novedades. Si se te ocurren sugerencias, quieres desear buen verano o explicarnos por qué no puedes vivir sin la yod, deja tu comentario...
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Algunos se escapan hoy de la ciudad a pasar fuera el mes de agosto mientras en los coches se queman al sol las consonantes implosivas (finales de sílaba o palabra que tienden a alterarse entre buena parte de los hablantes de español) según se ve en la viñeta de Forges de El País de hoy.
En la playa, nadie pensará de dónde sale esta palabra si en latín se decía COSTA. Para Corominas, la forma venía del latín tardío PLAGIA, helenismo que significaba ‘lado, costado’. Para sostener su hipótesis utilizaba entre otros convincentes argumentos una frase que bien podría ser una pareja de versos eneasílabos: “La playa es el costado del mar, como lo es también de la tierra”. La palabra era poco usada en la Edad Media, donde se practicaban más los baños en los ríos, como nos recuerdan los versos de Jorge de Montemayor (1520-1561):
Sobre el arena sentada
de aquel río la vi yo
do con el dedo escribió
antes muerta que mudada
Miren amor lo que ordena
que un hombre llegue a creer
cosas dichas por mujer
y escritas sobre el arena.

El blog cierra unas semanas. Abrimos de nuevo a finales de septiembre, con más contenidos y algunas novedades. Si se te ocurren sugerencias, quieres desear buen verano o explicarnos por qué no puedes vivir sin la yod, deja tu comentario...

miércoles, 7 de julio de 2010

Sanfermines e historia de la lengua

7 de julio... San Fermín.
La Iruña prerromana tiene en su topónimo la raíz vasca Ili, y los romanos la llamaron Pompaelo al refundarla, una de las pocas ciudades romanas de la zona montañosa del norte. Pamplona (Navarra) es el escenario de los famosos sanfermines. Como todos los años, los telediarios nos enseñan su arranque, nos dan noticia del chupinazo, mencionan a Hemingway y hablan de cómo han corrido los mozos ante los toros; en nosolodeyod, discretamente, nos vestimos de blanquirrojo para acordarnos de Navarra en nuestro recorrido por el pasado del idioma.
Navarra es un escenario lingüísticamente asociado a otros. Conviven históricamente, y hasta hoy, el vascuence y el romance. Ese romance venido del latín y puesto por escrito en la documentación medieval es llamado por muchos navarro-aragonés (aunque la etiqueta es conflictiva, como ha explicado F. González Ollé) por su vinculación con el romance del Reino de Aragón. El antiguo Reino de Pamplona, luego Reino de Navarra, tendía lazos con las monarquías asturianas, llegó en su área de influencia hasta La Rioja y desde mediados del siglo XIII fue gobernado desde Francia (por ello, la documentación oficial de esa época está escrita en gascón). Es, pues, una zona de cruce de influencias políticas, y, consecuentemente, lingüísticas. La escritura del romance varió notablemente cuando en 1512 Navarra se incorporó a la Corona de Castilla bajo Fernando el Católico y el romance navarro aceleró su confluencia con el castellano.
Enclave vasco-románico, romance navarro-aragonés, vestirse de blanquirrojo... parece existir un andar combinado, en cuadrilla, en la historia cultural de Navarra, igual que se combinaron la investigación sobre la lengua y sobre la literatura en la obra del distinguido filólogo Amado Alonso (1896-1952), que nació en un pueblo de Navarra, Lerín, y fue a morir exiliado en Arlington (Estados Unidos), tan lejos de España, porque en esas fechas había por aquí otros toros que lidiar.
¿Algún lector de nosolodeyod ha corrido alguna vez en los Sanfermines? ¿Debo suponer que no? ¿Estudiar la lengua o la literatura española es a veces tan heroico y complicado como salir airoso de una carrera en los Sanfermines? Deja tu comentario...
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7 de julio... San Fermín.
La Iruña prerromana tiene en su topónimo la raíz vasca Ili, y los romanos la llamaron Pompaelo al refundarla, una de las pocas ciudades romanas de la zona montañosa del norte. Pamplona (Navarra) es el escenario de los famosos sanfermines. Como todos los años, los telediarios nos enseñan su arranque, nos dan noticia del chupinazo, mencionan a Hemingway y hablan de cómo han corrido los mozos ante los toros; en nosolodeyod, discretamente, nos vestimos de blanquirrojo para acordarnos de Navarra en nuestro recorrido por el pasado del idioma.
Navarra es un escenario lingüísticamente asociado a otros. Conviven históricamente, y hasta hoy, el vascuence y el romance. Ese romance venido del latín y puesto por escrito en la documentación medieval es llamado por muchos navarro-aragonés (aunque la etiqueta es conflictiva, como ha explicado F. González Ollé) por su vinculación con el romance del Reino de Aragón. El antiguo Reino de Pamplona, luego Reino de Navarra, tendía lazos con las monarquías asturianas, llegó en su área de influencia hasta La Rioja y desde mediados del siglo XIII fue gobernado desde Francia (por ello, la documentación oficial de esa época está escrita en gascón). Es, pues, una zona de cruce de influencias políticas, y, consecuentemente, lingüísticas. La escritura del romance varió notablemente cuando en 1512 Navarra se incorporó a la Corona de Castilla bajo Fernando el Católico y el romance navarro aceleró su confluencia con el castellano.
Enclave vasco-románico, romance navarro-aragonés, vestirse de blanquirrojo... parece existir un andar combinado, en cuadrilla, en la historia cultural de Navarra, igual que se combinaron la investigación sobre la lengua y sobre la literatura en la obra del distinguido filólogo Amado Alonso (1896-1952), que nació en un pueblo de Navarra, Lerín, y fue a morir exiliado en Arlington (Estados Unidos), tan lejos de España, porque en esas fechas había por aquí otros toros que lidiar.
¿Algún lector de nosolodeyod ha corrido alguna vez en los Sanfermines? ¿Debo suponer que no? ¿Estudiar la lengua o la literatura española es a veces tan heroico y complicado como salir airoso de una carrera en los Sanfermines? Deja tu comentario...